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MITSUBISHI OUTLANDER 2013:

El último antes del rediseño total para el 2014

 

Por PEPE FORTE, editor del Canal de Autos de iFriedegg.com
y conductor del programa radial AUTOMANÍA de WQBA 1140AM,
una emisora de Univisión Radio.
Miembro fundador de SAMA.

Todas las fotos del autor excepto las tres primeras.
Posted on Feb. 16/2013


El Mitsubishi Outlander del 2013 será la última generación del vehículo, pues para el año que viene, será totalmente rediseñado dentro de una revolución anunciada de la compañía, que revisará drásticamente todo el line-up de sus modelos y pretende una especie de renacimiento de la firma. Al menos es lo que trascendió hace alrededor de un año, aunque nada más ha vuelto a escucharse al respecto (esta información se puede consultar retrospectivamente en la Bola de Cristal de Mitsubishi en este mismo website).

De las compañías japonesas, Mitsubishi se ha ido haciendo la menos visible y en este momento cuenta con apenas dos modelos, el Lancer y el Outlander. El Eclipse ya no existe más, y el Galant todavía se puede comprar pero sólo en modelo 2012.

Como la firma tiene tan pocos modelos en el presente, lo que ha hecho entonces para complacer con alternativas a sus clientes es subdividirlos en diversos cortes. Hay básicamente dos Outlanders, el regular y el Sport, que se diversifican en los modelos ES, y SE, comunes a los dos aunque con distintas motorizaciones, y el GT en el regular, y el EL en el Sport.

El Sport, como su nombre indica, con un motor de 4 cilindros y 2.0 litros, podría ser más atractivo para el conductor entusiasta, sin embargo creemos que el Outlander regular GT tiene más madera para tal tipo de chofer. Si el Sport contase con inyección turbo y no tuviese una transmisión automática CVT estaría mucho más a tono con su nombre, pero no es así. Además, el Sport y el regular no son lo mismo: el Sport, aunque montado sobre la misma plataforma, es más corto en carrocería, más estrecho y bajo que su hermano mayor. Con sólo mirarlos de lado enseguida se notan las diferencias (el Sport es el azul).

El modelo que probamos por una semana, cortesía de la firma y de STI, entidad que la distribuye entre los peridostas del Sur de la Florida en Miami, fue el GT S-AWC.

El Mistusbishi Outlander GT se mueve gracias a un motor V-6 de 3.0 litros, de aluminio, el más grande de todos ahora —ya no existe el 3.5—, pues el ES y el SE lo hacen con otro 4 cilindros de 2.4 litros. Estos dos modelos conectan con transmisión CVT o continuamente variable (conocidas más popularmente como las que “no cambian”, porque van acelerando linealmente sin alcanzar nunca peaks de revoluciones para irse a la marcha inmediata superior), que hacen a los motores más eficientes pero que, a pesar de ello, no son las favoritas a partir de la experiencia de manejo de este editor (sorry).

El GT, empero, acopla su 3.0 a transmisión automática de 6 velocidades, que opcionalmente puede ser AWD y siempre, aunque incrementa el precio de etiqueta de cada coche que la lleva recomendamos, y en este caso no vamos a hacer menos (el resto de los modelos es de tracción frontal). El GT cuenta con paletas de cambio en el volante.

Un botón rotatorio al pie de la palanca de la transmisión entre los asientos permite seleccionar varios modos de tracción, entre ellos, nieve y asfalto.

El motor es ruidoso, pero su canción no llega dentro tanto como temimos inicialmente. Genera 230hp y 215 libras por pie de torsión y es capaz de lograr las 60mph en 7.9 segundos según pruebas independientes, lo cual lo hace un crossover promedio al respecto.

La eficiencia de nuestro modelo era de 19mpg en la ciudad, 25 en la autopista y 21 combinadas.

La garantía de Mitsubishi que aplica al Outlander, puede ser de 10 años o 100 mil millas —la firma, como estrategia de mercadeo, hay que recordar que fue la pionera en ofrecer garantías tan extendidas como las que hoy ostentan Hyundai y Kia— y, para los amantes del pedigree, les decimos que el vehículo es armado en la planta de Kurashiki en Japón, y que 99% de sus componentes son japoneses.

Aunque los números son los números y los que dicen la verdad, una vez al volante de un automóvil, más que ellos lo que cuenta es la impresión. Así, sin mirar medidas, el Outlander se siente como uno de los crossovers más grandes del segmento, y aunque comparado con rivales como el Mazda CX-9, el Subaru Outback o el Hyundai Santa Fe acaso carezca del refinamiento, look y terminado de éstos, representa una alternativa acaso ignorada o desconsiderada.

Hay que subrayar también que en comparación con lo que fue en sus inicios el Outlander, una graciosa camperita allá por el año 2004 y cuyo review puede consultar el lector en este mismo webiste, esta edición es sin discusión notable. Aún al borde del inminente rediseño total, es el mejor Outlander en mucho tiempo, que en cuanto a styling pretende hacer una declaración estilística con su nariz pronunciada y de alzada perpendicular, y su grille que remeda aunque más angularmente al de Audi.

Para concluir cómo se siente, creemos que el motor —cuya “tesitura” en cabina se escucha agradable— es suficiente para ponerlo en movimiento y lo que nos pareció mejor como ingeniería es la dirección, bien balanceada, algo no muy frecuente de hallar en coches de la especie.

La suspensión también merece ser reconocida, mas insistimos en que la dirección es su nota más alta.

Pero lo más atractivo del Outlander es su amplitud. El interior es prolijo, las butacas delanteras son generosas para acomodar el cuerpo y la segunda fila de asientos gracias a su sistema de articulación para abatirla y prodigar más espacio de carga, permite entonces dos posiciones de reclinamiento para la espalda.

El espacio entre las dos filas de asientos también es dadivoso y eso se debe a que la tercera fila de asientos del Outlander es lo que podríamos llamar sólo para emergencias.

Esa tercera fila es de solo dos plazas y es la más… ¿la más qué… la más magra que hemos visto? Bueno, así pues.

Se trata de una especie de feto —¿será más agradable al oído definirlo como amago?— de asiento que garantiza que si a última hora aparecen dos pasajeros más, los podamos de llevar de Miami a Hialeah o de Queens a Manhattan —bueno, ya esto puede ser un exceso—, pero nada más. Mire la foto para que comprenda:

Es una bancada delgada en espalda y base, que se oculta totalmente en el piso del compartimiento de carga, y que nos dio un hard time para descubrir cómo operarla por primera vez y luego devolverla a su default plano.

Con la tercera fila de asientos erecta, aún queda un espacio breve para equipaje.

¿El resto de las aplicaciones de este… ejem… asiento? Pues, perfecto para castigar al chico que sacó malas notas en Matemáticas, o a la suegra —especialmente a ella por razones de talla, peso y artritis— porque en las papas rellenas que nos trajo a casa el reciente fin de semana se le fue la mano —acaso intencionalmente— en la sal.

Sin embargo, este asiento cumple con las normas de seguridad exigidas y cuenta con cabezales y cinturones de seguridad (y ahora que citamos la seguridad, el Outlander obtuvo en el test del gobierno 4 estrellas de un total de 5 en impacto frontal para el conductor y 5 de ese máximo en colisión lateral. El vehículo además ha sido dotado de frenos de disco en las cuatro ruedas, y sistema de control de tracción y estabilidad, además de bolsas de aire delanteras y laterales tipo cortina).

Pero, sentándonos de nuevo en esa última fila de asientos, justamente ella es la que creemos que hace atractivo al Outlander —y distinto— porque al ser como es, se sacrifica a sí misma y a cambio mima entonces a sus ocupantes con espacios y libertades para la anatomía en la segunda fila, cosa que en otros crossovers de igual número de pasajeros — y hasta menos— está ausente. Muchos fabricantes, en vehículos de este estilo y tamaño, con tal de 'humanizar' la tercera fila de asientos, terminan cortando espacio y proporciones a la segunda, para finalmente hacer el viaje incómodo a los pasajeros que viajan en las dos. Eso es lo que pasa, por ejemplo, en el Subaru Tribeca. En el Outlander del 2013, no. De modo que si usted persigue un crossover que siente cómodamente a sus ocupantes en la primera y segunda fila de asientos, con amplio espacio para las piernas y además un espléndido tercio de carga detrás, el Outlander del presente es entonces su alternativa.

Además, el borde inferior de la parte trasera del vehiculo, casi en el bumper, es articulado y abatible, tolera 400 libras de peso, y así facilita el acceso a esa parte del auto.

Esta área tiene nada menos que 73 pies cúbicos de capacidad, más que lo que garantiza el Mazda CX-5, el Ford Escape o el RAV4.
La consola no podemos decir que sea particularmente deslumbrante, sino más bien sobria, pero fácil de razonar y usar y, personalmente, los botones grandes y redondos que propone para el climatizador, nos complacieron porque son nuestros favoritos.

La pantalla para la radio —que es la misma que refleja la imagen de la cámara de la marcha atrás y la navegación satelital—, es amplia y fácil de leer (la nueva generación de ésta de Subaru —como en el flamante Crosstrek— sigue provocando sentimientos suicidas en quienes ya tienen que usar lentes para leer) y es bastante racional aunque carente de botones giratorios, en favor de pulsadores de presión.

Los altavoces son de la marca premium Rockford & Fosgate, y en la sección de carga hay un subwoofer gigante para quienes poseen tímpanos glotones.

Para sorpresa nuestra, los plásticos usados en la consola parecen duros, pero no lo son (¿qué es mejor, que lo sean y no lo parezcan… o al revés? Atención, diseñadores: ambas cosas).

Otros componentes de nuestra unidad de pruebas, sin duda la suprema, son vestidura de piel, asiento, puerto USB, un servidor de música de 40 GB, y arranque remoto.

¿Y tiene usted algo de qué tirar... un bote or something? El Outander GT puede arrastrar hasta 3,500 libras.

Por el momento, esto es lo que ofrece el Mitsubishi Outlander del 2013, hasta ver qué trae la siguiente generación —creemos en las promesas de Mitsu de que no desaparecerá—, y en conjunto qué depara la sacudida de mantel de esta firma gigantesca cuyo lado automotriz es sólo uno de sus varias divisiones pero que, en lo que respecta a lo que fabrica sobre ruedas, ya necesita hacer la tarea.