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Adiós a la cabecita riza...

 
Ha muerto Shirley Temple,
la eterna niña de America.
 
Por PEPE FORTE/Editor de i-Friedegg.com,
y conductor del programa radial EL ATICO por WAQI 710AM,
y AUTOMANIA, por WQBA 1140 AM,
ambas emisoras de Univisión Radio.

Posted on Feb.11/2014

 

Ha muerto la eterna niña de America. Con sus 56 perfectos rizos rubios que se convirtieron en una adorada tortura para la infantas contemporáneas de ella, cuyas mamás se afanaban en arreglarles el cabello como a la pequeña estrella de cine, Shirley Temple cabalgó los años de la depresión y fue un alentador remanso de esperanza y alegrías entre las preocupaciones del instante. Un prodigio sin duda, cautivó a una generación de niños, padres y abuelos con su gracia natural, su sorprendente talento histriónico para tan corta edad, y sus canciones y sus bailes.

Shirley murió en la noche del 10 de febrero de 2014, de causas naturales, de pura vejez, en su casa de California a los 85 años, rodeada de gente querida y que la cuidaba. Hizo 23 películas en un corto período de tiempo entre 1932 —cuando tenía 3 años— y 1939. Arrancando en 1935, se convirtió no en la estrella infantil, sino en la personalidad artística más sobresaliente de Hollywood, dejando al orejudo Clark Gables en un remoto segundo lugar en popularidad. Recibía más cartas que Greta Grabo y fue más fotografiada que el presidente Roosevelt.

Después que en 1934, especialmente para ella “cortaron a su medida” una película que canalizara sus talentos —Bright Eyes—, la Academia se vio en la necesidad de, al año siguiente, crear un Oscar especial para reconocerla. Cintas como Curly Top, la simpática huerfanita, y Heidi, la versión cinematográfica de la novela homónima de Johanna Spyri sobre la rubita de los Alpes suizos, cementaron la fama de Shirley.

Pero aunque siempre fue una excelente actriz que trajo a la adultez su experimentado talento con base en su trabajo de niña, la magia empezó a desaparecer, y así se retiró de la gran pantalla a los 22 años en 1950. Probablemente con A Little Princess, de 1939, bajo la dirección de Walter Lang —ya ella era una “niña grande”, con 11 a punto de cumplirlos cuando la cinta se estrenó el 10 de marzo del citado año—, Shirley comenzó su disolvencia de celuloide. Hacía relativamente muy poco de su primer gran hit, Little Miss Marker, pero tan sólo cinco años es una eternidad en la vida de un niño y, además, ¿quién supera el candor de una chiquilla de Kindergarten?

Shirley ganó más dinero que lo que podía incluso soñar un adulto en la época de la crisis de Estados Unidos. Su salario era de $1,250 dólares semanales, y el de su mamá $150, por cuidarla y vestirla. Antes de hacerse una jovencita, la cuenta de banco de Shirley tenía $3 millones de dólares.

Pero al dejar su carera cinematográfica y casarse con Charles Alden Black en 1950, de quien agregó al suyo el apellido de él para convertirse en Shirley Temple Black (su nombre de soltera era Shirley Jane Temple), inició una política como prominente recaudadora para el partido Republicano. En lo adelante, se desarrolló en la diplomacia. Fue delegada de la Asamblea General de las Naciones Unidas según la designara el presidente Nixon en 1969, posteriormente se volvió una respetada embajadora de Estados Unidos en Ghana entre 1974 y 1976, jefa de protocolo del 76 al 77 bajo la administración de Gerald Ford, y luego embajadora en Checoslovaquia con la presidencia de George Bush padre en 1989, donde fue testigo del derrumbe del comunismo.

Sobreviviente cáncer de seno en 1972 y tras sufrir una mastectomía que mantuvo en secreto, desde el 23 de abril de 1928 —su fecha de nacimiento— hasta la noche del 10 de febrero del 2014 en que se apagó, Shirley Temple fue un alma impoluta, paradigma de ciudadano, sin un solo escándalo en su carrera artística ni en su vida personal.

Como sucede con todo gran artista, su cuerpo se ha ido, vencido en este caso por el peso de los años, pero su imagen y su vocecita de niña cuando grácil cantó canciones infantiles como At the Codfish Ball; Hey, What did the Bluejay Say?, y Animal Crackers in my Soup, nunca morirán. Shirley Temple será la eterna niña de America...

 
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