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VOLKSWAGEN se lanza al segmento de los autos de lujo...
¡Y LO HACE A TODO GAS!

Acudimos al lanzamiento internacional del PHAETON en Alemania

por PEPE FORTE/editor de iFriedegg y conductor de AUTOMANIA en WQBA 1140 AM Univision Radio. Miembro de SAMA. Fotos de Volkswagen y del autor.

Publicado en el 2003 en LetsTalkCars.com; TheCarConnection.com y en Sobre Ruedas magazine.

Se supone una contradicción encargar al herrero las botas para el emperador. Fue lo que pensé cuando hace meses se hizo el anuncio de que Volkswagen iba a fabricar un coche de lujo.

¿Un “auto-para-el-pueblo” de más de $60 mil para familias con ingresos anuales de $300 mil y que para colmo lleva el ostentoso nombre de Phaeton según la receta demográfica anunciada por el propio fabricante? ¿No son acaso la palabras Volkswagen y Phaeton un contrasentido insalvable? ¿Podrá participar la legendaria compañía alemana de un segmento en el que no acredita tradición? ¿Podrá lograrlo con su propio nombre sin tener que recurrir a una nueva etiqueta, como hizo Toyota con Lexus?

Habiendo recibido información preliminar del vehículo, todavía camino a la presentación internacional del Phaeton en Alemania, volando en business class sobre al Atlántico a bordo del 747 de Lufthansa, ni siquiera las breves copitas de champán cortesía de la aerolínea que me bebí con la Luna como compañera al otro lado de la ventanilla pudieron incrementar mi entusiasmo por el vehículo, sino que continuaba dudando de su autenticidad y lo imaginaba como una versión magnificada del Passat o, en el mejor de los casos, del Audi A8. Pero sólo me bastó llegar a Dresde y ver la nueva creación estacionada frente al hotel, dándonos la bienvenida, para que las dudas se disiparan y cedieran paso a esta certeza: el Volkswagen Phaeton es un genuino auto de lujo… no matter what.

La presentación mundial del Volkswagen Phaeton ocurrió entre el 11 y el 15 de Septiembre del 2003, coincidiendo con el Motor Show de Francfort. Acudí allí como Editor de la Costa Este de Letstalkcars.com, de Greg Sánchez. El viaje contempló vuelo desde Miami, FL, en la línea y condiciones mencionadas arriba, hasta la encrucijada aérea de Francfort, con conexión aérea a Dresde. El evento, impecablemente organizado, observó estadía en el exclusivo Hotel Kempinski de la capital de Sajonia; visita allí a la Transpatent Factory donde se fabrica el vehículo; conducción del Phaeton por carreteras secundarias en los alrededores a marcha regulada y a alta velocidad por el autobahn hacia Berlín; estadía en la capital alemana en el refinado Hotel Adlon también perteneciente a la Cadena Kempinski en el antiguo sector oriental de la ciudad; viaje en el ICE o tren bala desde Berlín a Wolfburg para visitar la fabrica original de Volkswagen de 1937 y el complejo de información y entretenimiento Autostadt, y regreso a Miami desde Berlín vía Francfort (el periplo incluyó como extra-bonus el test sobre la pista de pruebas para el Touareg, el flamante SUV de VW).

¿Por qué Dresde?
A orillas del apacible río Elba, la capital de Sajonia —conocida como la Florencia alemana—, se resistió a los intentos de la historia de borrarla del mapa. Bombardeada en exceso al final de la Segunda Guerra Mundial en un amargo mes de febrero de 1945 en que las llamas consumieron casi el 85% de su arquitectura, y luego sometida a los rigores del comunismo al quedar dentro de las fronteras de la Alemania Oriental, Dresde, barroca hasta el último ladrillo y con pincelas góticas, respira cultura por los cuatro costados. En las tardes es fácil encontrar bajo las arcadas de los palacios cuartetos de viento interpretando piezas de Mozart, mientras que en alucinante contraste por cualquier bocacalle asoma el morro un Trabant o un Wartburg, vestigios de la época soviética, que zapatean sobre los adoquines.

En este marco único Volkswagen decidió erigir la planta del Phaeton, conocida como Die Glaserne Manufaktur, lo cual significa en alemán “la fábrica de cristal”. En inglés es conocida como The Transparent Factory.

¿Transparente… cristal…? Se trata de un edificio futurista, todo de vidrio por dentro y por fuera, que alberga la línea de montaje del Phaeton y la logística de venta y mercadeo.

Inaugurada en el 2002, es absolutamente impresionante: los pisos son de madera laminada y no hay suciedad, grasa, ni ruido allí. Los técnicos que por partes van armando cada vehículo trabajan con guantes y batas blancas, auxiliados por robots de generación inteligente. No parece una planta ensambladora de coches, sino un sofisticado e impoluto laboratorio en que se construyen equipos de gran precisión —que eso es el Phaeton— al tiempo que los ejecutivos de Volkswagen destacan la diferencia entre las palabras alemanas “fábrica” y “manufacturadora”.

Los prospectos pueden no sólo comprar su auto allí… sino verlo nacer. Un comprador potencial puede escoger su unidad en particular cuando ésta existe en los primeras estadías de ensamblaje, y verla terminar delante de sus ojos. Algo semejante a como cuando se ven con ultrasonido las primeras imágenes del feto en el vientre de la madre. Sin duda, The Transparent Factory, es la más fascinante y asombrosa planta de automóviles del mundo.

¿Por qué Phaeton?
El nombre Phaeton tiene linaje en la historia del transporte. Entre los años 20 y 30 un fabuloso Studebaker lo llevó. Fue genérico de coches de lujo descubiertos, nombre heredado de carruajes de las mismas características tirados por caballos. Pero Phaeton (que se pronuncia féi-ton) y que en español se escribe y dice “faetón”, es el nombre de un personaje de la mitología griega. Faetón, que significa “resplandeciente”, era hijo de Helios, el Dios del Sol, con la ninfa Climena. Siendo mitad dios, mitad humano, le rogó a su padre que le permitiese demostrar a los demás que él también era divino, para lo cual le pidió que le dejase conducir por el firmamento el carro de oro y gemas tirado por caballos del Astro Rey, cuyas riendas Helios negaba incluso a Júpiter. El padre accedió a los ruegos del hijo. Pero cuando las llameantes bestias descubrieron que el auriga no era el amo, se lanzaron en desbocada carrera que incendió la Tierra, por lo que Júpiter decidió poner fin al desvarío lanzando un rayo contra el carro, que cayó desde el cielo convertido en una bola de fuego. Como el carruaje del personaje mítico, el Volkswagen Phaeton es un vehículo de fuego, desbordante de lujo…

¿Cómo es el Phaeton?
El Phaeton es el mayor y más caro Volkswagen construido hasta la fecha; pero no es la primera vez que VW ensaya autos de terciopelo. Con la introducción del Passat W8 el año pasado, la compañía comenzó a moverse al segmento de carros de lujo. Siguiendo las normas actuales de la industria automovilística, con el Phaeton, y el Touareg, Volkswagen participa ahora en todas las categorías.

A la venta en Estados Unidos para finales del 2003 como modelo 2004, el Phaeton es auténtico y coherente con su propósito de pelear de frente con la serie 7 y la Clase S de sus compatriotas BMW y Mercedes-Benz. No tendrá dificultad alguna para mezclarse en el estrato…

Los ejecutivos de la firma opinan que los clientes de Audi y Volkswagen son distintos. Precisamente el propósito deliberado de la compañía es que el mercado esté seguro de que el Phaeton no es una versión mejorada del A8, o del A12. ¿Por qué privar al típico consumidor de Volkswagen de poseer un coche de lujo, obligándolo a un éxodo hacia otra marca? Kenneth Moriarty, ejecutivo de Volkswagen of America, me ofreció algunas razones de la existencia del Phaeton durante una entrevista concedida a este periodista durante la cena de despedida en Berlín, y que puede ser consultada en este mismo website. Pero a pesar de todos los argumentos posibles, la jugada, aunque inteligente, no deja de ser riesgosa…
¿Hereda el Phaeton algo del Passat?
Sí —y también del Jetta—, especialmente el frente, sólo que ampliado. Punto. Particularmente desde el pilar B hacia atrás se hacen patentes sus líneas de coche de distinción, destacando un perfil que no oculta sus pretensiones de galería. Su porte también se nota más vigoroso que el de sus hermanos menores.
El diseño de las lámparas de xenón corre hacia atrás y se interna en la carrocería, integrándose con los indicadores direccionales, también presentes elegantemente, en los retrovisores laterales. Los faros traseros, envolventes y sólo rojos, son separados por un sobredimensionado emblema de VW al centro de la tapa del baúl; la bóveda para la matrícula se ubica en el parachoques.
Si se toca el logo, la tapa del baúl se alza para exponer 17.6′ pies cúbicos de espacio, donde precisamente cupieron perfectamente mi maleta de ruedas y la del periodista y piloto de carreras Emilio Lezcano, mi compañero de conducción. Para cerrar, oprimiendo un botón en el interior, la tapa se cierra gentilmente gracias a un eficiente sistema de pistones hidráulicos, una derivación de la industria aeronáutica (el Phaeton integra más de 100 patentes).
Se construyen dos versiones de Phaetons, una corta y una larga. En Norteamérica rodará sólo la de más longitud, de 118.1 pulgadas entre ejes, 4.7 pulgadas más larga que el modelo base. Esto significa que este Phaeton es más largo que el 745 de BMW, pero más corto que los S de Mercedes. Opcionalmente, el Phaeton es de 4 ó 5 plazas; la versión de 4 tiene una consola entre los asientos traseros. El paquete lo completan llantas de aleación de 18 pulgadas.

El fuego que anima al Phaeton
En Europa los consumidores podrán optar por motores V6, V8 ó W12, de gasolina, o V10 turbodiesel. ¿En Estados Unidos? : El V8 de 4.2-litros, 330-hp y 310 lbs’ de torsión, el mismo del Audi A8 del 2004, y el W12. Y ya que mencionamos el A8, el Phaeton lleva mucho en su arquitectura del coche supremo de Audi, pero sin duda es muy auténtico bajo su propia etiqueta de VW.

El W12 es un masivo bloque de 6.0 litros con 48 válvulas para 420 hp y 405 lbs’. Este motor, sin embargo, se acomoda en el mismo housing del V8. Se trata de dos módulos VR6 de VW, combinación que define el concepto de motor “W” —¿le recuerda el motor del Packard integrado por dos bancadas de cilindros independientes?—. La potencia es aterciopelada y el motor es silencioso. Tubos de escape doble se encargan de disipar los gases. El consumo de combustible se estima en unas 15 millas por galón, combinadas entre ciudad y carretera.
La compañía asegura que con el motor W12 los Phaetons alcanzarán las 62 mph en 6.1 segundos, nada mal para un vehículo que pesa unas 5100 libras (los ingenieros acudieron al aluminio para las puertas, el capó y la tapa del baúl para mantener al coche en un peso razonable). Con el 12, el velocímetro muestra una velocidad máxima de 200 mph.
La transmisión automática es de 5 velocidades con override Tiptronic, que permite hacer cambios manuales. Todos los Phaetons vienen dotados de 4Motion®, el nombre que Volkswagen ha dado a la transmisión all-wheel-drive con diferencial central Torsen® (TORque-SENsing), que automáticamente regula la distribución en una proporción 50/50 entre los dos trenes de rodaje. El Phaeton ofrece tres modos de rodaje en coordinación con la suspensión de aire: Comfort y Sport 1 y 2, que se acomodan a las condiciones del camino y desplazamiento gracias al Continuous Damping Control.
Interior
Sin discusión, el lujo y el confort son el plato fuerte del vehículo, aunque es difícil ignorar su potencia, performance y tecnología. Si a pesar de su excelente diseño exterior el Phaeton aún no le convence, una ojeada a su interior funciona como un jaque mate a esa indecisión. Confieso que eso fue lo que me ocurrió al hallarlo a la entrada del Hotel Kempinski en Dresde…
Y, hablando de Dresde: a pesar de que ésa es su cuna, no espere que el interior del Phaeton sea barroco. De evidente aliento teutónico, la distribución de instrumentos en la pizarra es lógica, aunque no exactamente ergonómica; sólo quedé un poco descontento con la ubicación de los botones elevalunas en el brazo de la puerta del conductor que, para mi gusto, sentí un poco alejados. Los acentos en madera —nogal o eucalipto—, se complementan con vestidura de piel italiana. Un monitor en colores de 7″ preside la consola. Éste, llamado Infotainment center, muestra todas las lecturas de funciones que el conductor —y los pasajeros— necesitan: control del chasis, computadora de viaje, audio, climatizador, sistema de navegación, etc. Un detalle finísimo es el reloj redondo de manecillas y esfera negra al centro de la pizarra. Los relojes de pizarra son azules ultramarino con números en blanco; en este caso, como estábamos en Europa, los mayores correspondían a kilómetros.
El sistema de climatización Climatronic® sí separa eficientemente la temperatura en cuatro zonas con una tolerancia de más de 5º. Otro detalle cautivador es que las escotillas de salida del aire —que siempre afean el interior de todo auto— están ocultas por las franjas de madera de la decoración de la consola. Ello no sólo es estético, sino que garantiza silencio y corta el paso a molestas turbulencias sobre el rostro. La humedad en cabina es también electrónicamente controlada para así evitar condensación en los cristales. Los asientos ofrecen toda posición de manejo imaginable y hasta dan masaje. Los traseros están dotados de vanity mirrors en el techo. El sistema de audio, de categoría premium, cuenta con 12 altavoces y entrega 200 watts de sonido digital. El CD changer en la guantera es de 6 CD’s. Todo esto, y lo demás, ¿por cuánto? El rango de precio oscila entre los $60,000.00 comenzando con el V-8, y aproximadamente $115,000.00 para el W-12.

Conduciendo la carroza de fuego
El nuevo abanderado de la firma germánica expresa su personalidad dramáticamente; sus movimientos son coordinados y exactos como los de un tigre mecánico construido por el más perfeccionista de los maestros relojeros. El circuito del Phaeton durante los 5 días de prueba en Alemania, que contempló conducción por la calles de Dresde y por las carreteras menores de dos vías en los alrededores de la vetusta ciudad en dirección a las villas cercanas de Pilnitz, Loheim y Meißen, además de un cruce del río Elba a bordo de un trasbordador, lo hice con el W12.

Estas rutas, de gran valor escénico por demás, pusieron a prueba el rodaje del Phaeton sobre viejas calles de adoquines. El Phaeton se desplazó virtuoso en el tráfico de Dresde entre peatones, ciclistas y tranvías, envuelto en la agradable trepidación y el rítmico sonido de los neumáticos al rodar sobre las centenarias callejuelas y al cruzar sobre los rieles de los trolleys. Su estilo destacaba entre una paleta de coches europeos de los que no se ven con frecuencia en Norteamérica, como Citroën, Renault, Opel —la versión original del Saturn de Estados Unidos— y hasta Skodas que pudieron hacer el crossover de los tiempos estalinistas a la era de Václav Havel.

La cabina es silenciosa gracias al cristal de doble pared en las ventanillas y sellos triples alrededor de las puertas, mientras que la amortiguación se divorciaba de la superficie o se hacía eco de ella según el caso.

En la autobahn en ruta a Berlín, de nuevo al volante del 12, la historia es otra. Cruising —o debo decir speeding—, en la autopista alemana a 135 mph —la máxima velocidad a que lo llevé— el rodaje fue fluido, silencioso y carente de vibraciones. Aguzando el oído, el único ruido perceptible fue el del viento contra los retrovisores… algo casi inevitable en todo coche en tanto los fabricantes de autos del mundo no se animen a sustituirlos finalmente por cámaras de video.

¿La aceleración?, magnífica. El coche se siente pesado en lo que respecta a su volumen físico —recordemos que pesa unas 5 mil 400 libras—, y se percibe sólido e inerte como un rompehielos, pero su arrancada es ligera, vivaz y energética. Se nota el empuje al pisar el acelerador, y no extrañé una sexta velocidad en la transmisión.

La dirección es comunicativa, de gran relación coche-conductor. Los cambios de senda se sienten fluidos y, deteniendo repentinamente al Phaeton, los frenos obedientes, demuestran ser eficaces con muy poca zambullida o cabeceo.

Seguridad
Si Faetón, el mítico personaje hubiese contado con los sistemas de seguridad y control a bordo del Phaeton, su aventura por la bóveda celeste no habría fracasado. El Phaeton posee sistema de bolsas de aire frontales inteligentes en varios puntos, cortinas inflables, frenos Brembo ABS de 8 pistones, sistema electrónico de estacionamiento, AESP (Advanced Electronic Stabilization Program), monitoreo de presión en los neumáticos, y Sistema OnStar Telematics de auxilio en emergencias.

 

Pepe Forte, editor de este website, señalado con la flecha en la foto colectiva de los periodistas de automovilismo que asistimos al lanzamiento del VW Phaeton en Alemania.

El Phaeton cuenta con sensores laterales para objetos, cuya cercanía comunica al conductor según se ilumina como un semáforo un juego de LEDS ubicados en las esquinas de la pizarra del coche.

Saldo final
El Phaeton es la creación más tecnológicamente avanzada, mejor pensada y construida en la historia de Volkswagen. Ahora que el VW Beetle dejó de fabricarse en México, la salida al mercado de Phaeton es la más gloriosa despedida que se le pueda dar al legendario escarabajo que revolucionó el mercado y la industria automotriz. Con el Phaeton, aunque en la esquina opuesta, la antológica compañía germana podría asegurar de nuevo que ha construido el otro mejor auto del mundo.