Acabo de enterarme por un e-mail que me llegó, que la orquesta cubana Los Van Van, dirigida por Juan Formell, se presentará de nuevo en Miami, esta vez en el Club Aché en la Calle 8 y la 36 Avenida del SW, al pie de La Pequeña Habana, centro nocturno en diagonal del célebre Restaurante Versailles, el más emblemático del exilio cubano. El venue ocurrirá el 24 de septiembre.
Me alegra muchísimo que Los Van Van se presenten allí, y ya les digo por qué.
En mi comparencia en el programa “A Mano Limpia” de Oscar Haza, por America TV Canal 41, en debate con el agente artístico Hugo Cancio (que Edmundo García utilizó como plataforma para desplegar su artillería contra mí), vísperas del concierto de Pablo Milanés en el American Airlines Arena de Miami, dije que la cantidad de butacas vendidas representarían un referéndum sobre la proyección ideológica de la ciudad y también de sus preferencias artísticas.
Lo fue.
Para una sala de aproximadamente 20 mil lunetas, de las que Milanés llenó menos de 5 mil —muchas (cientos acaso) de ellas, como siempre sucede, concedidas gratuitamente por cortesía—, demostró que el auténtico exilio de Miami se mantiene firme en su postura de no aplaudir a ningún artista con etiqueta de la dictadura castrista que se presente aquí. Pero además en el caso de Pablo Milanés, según los argumentos de Cancio, el trovador cubano quería complacer aquí con sus canciones también al público latinoamericano no cubano residente en la Capital del Sol. Quedó igualmente demostrado con la baja asistencia al AAA, que a aquél tampoco le importa mucho lo que canta el artista de marras. Para colmo de males, luego Milanés, aduciendo cansancio, tuvo que cancelar otras presentaciones para Estados Unidos.
Me dicen con ironía rayana en el cinismo que fueron menos los que protestaron frente al auditorium la presencia de Milanés que los que acudieron a verle. Cierto, concuerdo. Y con la misma lanza en ristre riposto que también fueron menos los que le fueron a ver que los que no.
Perdieron…
En cuanto a Los Van Van, ahora en su tercera visita, después de haberse presentado en predios de más capacidad, la orquesta ya no puede repetirlo porque ha venido sufriendo una merma sostenida en la cantidad de público que le ve en Miami y por eso cada vez los sitios donde actúan son más y más pequeños. Justo por ello es que ahora desembocarán en el Aché.
Los Van Van terminarán experimentando en la vida real aquí lo que refleja la portada del disco Two for the Show de la banda de rock Kansas. El 24 de septiembre, Día de Las Mercedes, mejor que se vistan de blanco y que se encomienden con devoción a ver si logran algún público esa noche. Más les vale, porque si no, no dudo que su próxima presentación —y la de cualquiera de los artistas que de Cuba vengan a tocar en Miami— va a ser en un BBQ en el patio de la casa de Hugo Cancio.
