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SEAGULL ONE:
La verdadera historia de Hermanos al Rescate

La escritora Lily Prellezo, en colaboración con José Basulto, fundador y presidente de Hermanos al Rescate, escribió este libro de reciente publicación que narra la epopeya de la organización.

Por PEPE FORTE/Editor de i-Friedegg.com, y conductor del programa radial AUTOMANIA, por WQBA 1140 AM, en Miami, Florida, una emisora de Univisión Radio.
Posted on Oct.3/2010

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Qué pena. Voy por la página 142, que pertenece al capítulo Ripples —el 16 de 40—, de Seagull One. Es como que no tuviese derecho a escribir sobre un libro que no he concluido todavía. Sin embargo, tan sólo este poco más de un centenar de páginas avanzadas me sirven para medir su finísima arquitectura y calificarlo —amén de necesario— como excelente. De hecho, justifico más aún mi pecado: cuando había leído nada más hasta la página 77, ya tenía esta misma clara idea sobre la obra, y por eso me atreví a convocar a entrevista a sus autores el martes 21 de septiembre en la WQBA 1140 AM, una emisora de Univisión Radio, mientras sustituía a mi amiga Alina Fernández Revuelta en su habitual programa “Simplemente Alina”, de lunes a viernes a las 9:00 de la noche en la citada estación.

Segull One: The Amazing True Story of Brothers to the Rescue, es un libro escrito por Lily Prellezo en colaboración con José Basulto. Su fecha oficial de publicación fue el 26 de septiembre de 2010, bajo University Press of Florida, y cuenta la hasta ahora inédita historia de Hermanos al Rescate, una organización humanitaria que salvó de morir en el Estrecho de la Florida a más de 4 mil balseros, esos náufragos por cuenta propia que se lanzaron —y todavía lo hacen— al mar a bordo de los más disparatados y absurdos medios de flotación, con tal de escapar de su país que como nación comenzó a hundirse agónicamente hace 50 años. Seagull One —inevitable— repasa también la vida de José Basulto, un patriota, un caballero, un soñador —aunque no estoy seguro que ése es el órden jerárquico de los componentes de su personalidad— y un aviador con letras mayúsculas, que fundó BTTR en 1991.

El detonador del origen de Hermanos… fue el dramático rescate, conmovedoramente tardío, del joven balsero Gregorio Pérez, suceso que habiendo debido ser el epitafio, fue el prefacio de una estampida marítima de cubanos desesperados, hecho que caracterizó la primera mitad de la década de los 90.

El libro, que en la portada ostenta una vívida ilustración de Roberto Cernuda del abatimiento de las avionetas de BTTR, expone aún a quienes conocieron la organización en el marco de tiempo de su protagonismo cúspide, a detalles hasta ahora inéditos sobre su nacimiento, las zancadillas extendidas por los enemigos del proyecto y hasta hace revelaciones que sorprenderían al lector. Y claro que aborda con serenidad y entereza los momentos más amargos de su archivo: la traición del espía Juan Pablo Roque, y el derribo de las dos avionetas tripuladas por Armando Alejandre Jr., Mario de la Peña, Carlos Costa y Pablo Morales, el 24 de agosto de 1996.

Igualmente, sus páginas hacen un reconocimiento —sin dejar un nombre fuera—de todos quienes participaron en esa aventura de humanidades, y subraya el afán de los que comprendieron desde el primer momento, sobrevolando nacionalidades, la grandiosa necesariedad de Hermanos al Rescate, como los hermanos Lares, argentinos. Koki, el más joven de ellos, sacrificó su integridad física por salvar la de otros.

A pesar de que Basulto pudo escribir el libro él mismo, fue una sabia decisión suya la de encomendarlo a Prellezo. Lilly Prellezo, una talentosa cubano-americana, bellísima mujer por demás, con porte de fina modelo y body language de realeza, entrevistó a más de 100 personas y trabajó en el libro junto a José Basulto —de quien se convirtió en su alter ego— por espacio de cuatro años. El parto de tan largo período de gestación es esta pieza que narra con una asombrosa precisión vivencial la cadena de episodios de Hermanos al Rescate. Tal parece que Prellezo los vivió de primera mano…

La narración, con un marcado sabor de aquella maravillosa literatura norteamericana que combina el lenguaje literario con el periodismo —a lo Hemingway, diríamos—, hace descripciones de personajes, escenas y escenarios al punto, pero no tan telegráficas, sino que llevan el ropaje con vuelos a la medida para hacerlas potables y —sobre todo—, creíbles. Y cuando aborda emociones, toca resortes dentro, pero sin mover a la cursi compasión, que eso es para telenovelas…

Lily Prellezo, admirablemente penetró cada uno de los tripulantes que navegaron esta historia y sus circunstancias, con estremecedora cercanía en una suerte de reencarnación en vida, y se movió a través de una ubicuidad múltiple y retrospectiva... como que de hechicero. En lo adelante será inquietante pararse delante del ojo avizor de Prellezo, que puede mirar a trasluz...

Pocas veces un escritor ha podido intrepretar tan acertadamente las vivencias ajenas, tal cual hizo Walter Lord con los supervivientes del Titanic. Y qué decir de haberse metido bajo la propia piel de Basulto en tanto que memoria para revelar momentos retratados por la mente tiempo ha. Prellezo lo logró.

Seagull One tiene la dedicada factura de toda ópera prima de un flamante escritor —generalmente devenida la mejor obra de cada autor y por tanto antológica—, pero a la vez nos abre la puerta al convencimiento de que veremos ulteriores piezas de Prellezo, con el acabado de ésta. A Seagull One no se le notan las soldaduras por ningún lado por mucho que un lector renegado se afane en hallarlas. Haciendo un apropiado símil de la naturaleza de la historia con una jornada por los cielos, los capítulos del libro concatenan como las horas de vuelo perfecto sin turbulencias, con despegue y aterrizajes perfectos.

Por el momento, el libro sólo existe en inglés, porque tanto Basulto como Prellezo creen que es más importante que inicialmente sea conocido en ese idioma. Seagull One —he tenido el tino de no definirla como tal— no es una novela aunque su trama real rebase la más florida imaginación de un autor de ficción. Es un documento que expone las entretelas de una traición en espiral que algún día será enjuiciada en todo sentido. Ysus protagonistas buenos, reivindicados, mientras que los malos, como los feroces hermanos Pérez que como pilotos de guerra no cumplían órdenes, sino que salieron a beber sangre —ahí está la atroz grabación de su regocijo al abatir los aviones—, Roque y René González, por infames no calificarán ni para el purgatorio. Por eso hace falta ahora la Gaviota No. 1 en inglés, pero Basulto y Prellezo nos dijeron que también será editada en español.

“Le dije a Lily que no tenía apuro para que el libro saliera”, nos dijo Basulto en la mencionada entrevista radial. “Pero teníamos que ponerle una fecha de pare —acota juiciosa Lily—, porque si no, no se iba a acabar nunca". Esta fue la respuesta que recibí de ambos cuando les pregunté por qué Seagull One no fue lanzada, por ejemplo, en la lógica fecha del 24 de febrero o en la del primer vuelo de HaR. Pero no importa en qué momento, como dijimos arriba, llegó a los anaqueles de las librerías, porque éste es un libro necesario, útil cualquier día, que pinta uno de los capítulos trascendentes de la historia de Cuba y del agónico vivir del exilio cubano, como siempre, con su llama irrenunciable que mantiene viva en cada desterrado —sin duda con más fuerza en Miami—, la idea de recobrar la nación perdida, con la justicia y la justeza de su lado. Y hace falta el libro también para que quienes lo desconocen, se asomen a una instantánea del fundador de Hermanos al rescate y su espíritu, un hombre valiente e impoluto para el que la causa de Cuba es una obsesión irreducta.

Sólo tengo una discrepancia con Hermanos al Rescate… que a pesar del genio organizativo de Thomas Van Hare que le dio el toque institucional y bautizó a los Cessna Skymasters de la flota como Seagull, más allá de la belleza de la palabra gaviota y su metafórica significación en el auxilio a balseros, mi primera opción habría sido Angel. Angel One… que si alguna vez los ángeles tuvieron fulgor metálico, fue en los destellos de las alas de los aviones de Hermanos al Rescate, en vuelo salvador sobre el Estrecho de la Florida.

 
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