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SAAB 9-7x
La compañía sueca debuta en el segmento de los SUV...

Y nos hace parodiar a George Orwell: Todos los Saabs son iguales, pero algunos son más Saab que otros. Y también a Shakespeare: Ser o no ser un Saab... ¡he ahí la cuestión!

Texto y fotografías de PEPE FORTE

La fiebre de los SUV's continúa contagiosa e imparable y ahora le ha tocado el turno a Saab. Saab acaba de presentar su nuevo vehículo de la categoría, el 9-7X, un deportivo utilitario con el que estarán de plácemes los seguidores de la compañía y que demandaban de ella su participación en el segmento. La presentación a la prensa especializada tuvo lugar en un evento de varias oleadas de periodistas de automovilismo, y a una de ellas, entre los días 12 y 14 de junio del 2005 asistió este cronista. El suceso tuvo lugar en Quebec, Canadá.
  
9-7X en Canadá
   Antes de abordar en detalle el nuevo SUV de Saab, comentemos el evento que sirvió de base al estreno. Organizado con precisión sueca por los ejecutivos de Saab y de GM, la presentación del 9-7X contó en el recorrido de prueba con las bellas locaciones de la ciudad de Quebec y sus alrededores, con el fabuloso río San Lorenzo como escolta todo el tiempo. El alojamiento a los periodistas se hizo en los finísimos hoteles Saint Antoinne —en la propia Quebec City, al pie del encantador downtown francés de la ciudad— y La Pinsonnier, partiendo de La Gouliche en ruta a La Malbaie, en u recorrido de unos 130 Km, ideal para probar un auto que, de acuerdo a su naturaleza, combina el espíritu urbano con su vocación por las vías de tierra. Este recorrido proveyó pendientes y bajadas de carretera donde pudimos constatar la magnífica torsión y frenos del 9-7X, y también curvas y una breve incursión por camino no asfaltado en los que se puso de manifiesto el agarre y la amortiguación del nuevo SUV de Saab. Un detalle curioso del evento es que por primera vez en mi asistencia a uno e ellos, el regreso la aeropuerto para la vuelta a casa de cada uno de los invitados lo hicimos solos a bordo de uno de los vehículos de prueba, lo que nos permitió un segundo encuentro, más intimo y revelador con el 9-7x. (GM gusta de esta fórmula).


¿Más Saab que GM o viceversa?
   Esta pregunta no aflora en la mente del que prueba el vehículo hasta que éste se pone a su volante. Toda la información preliminar que de él se pueda tener —y la tuvimos los que nos dedicamos a estos menesteres— de poco vale; no sólo para imaginar la pregunta, sino para contestárnolas a nosotros mismos. Es necesario ese primer contacto aunque sea breve, y tal vez por ello necesitemos una segunda impresión, que hasta el momento en que escribimos esta reflexión no ha tenido lugar. Como conocen los seguidores de la actividad, los periodistas de automovilismo probamos, como rutina, cada nuevo producto por una semana —sin contar los llamados "Largos Términos" que abarcan un año entero—. En el caso del 9-7, mi único contacto ha sido a través de las horas al timón del coche en Quebec. Pero ello ha sido suficiente para una primera opinión y para intentar contestar la interrogante que encabeza este epígrafe.
  
   Sí, hay mucho de GM en el Saab 9-7x, acaso más de lo que esperaba. Ahora, el punto está en lo que me ha preguntado mucha gente: si eso es bueno o malo.
  
   En realidad no creo que ése sea el enfoque. GM tiene la suficiente y válida experiencia como para prestar su plataforma a un vehículo de la familia aunque no vaya etiquetado como propio y aún así resultar exitoso. Comenzando por fuera, el frente del nuevo 9-7x es puro Saab, sobretodo por la reacomodación a la proporciones de un SUV del grill de tres entradas, tradicional de los coches de la compañía sueca. Ahí no hay duda. Y este espíritu Saab se mantiene siguiendo la visual hacia la parte trasera del vehículo, diría que hasta el segundo tercio de la unidad. A partir del pilar C y hasta la culata de este SUV, este Saab pierde su identidad y se mimetiza con los utilitarios de GM. Es fácil advertir bajo estas líneas los fantasmas del TrailBlazer o del Envoy. Pero en lo demás —y esto es una buena noticia para los amantes de la firma nórdica— se huele a Saab.
 
   Para arrancar quiero elogiar la participación de la compañía en la categoría de los SUV y su intento de aplacar el apetito de los más malcriados de los consumidores de autos del mundo entero: los que vivimos en Estados y que, a contrapelo de las circunstancias actuales hemos resucitado el gusto por los motores V-8 en un momento en que el horno no está para galletitas. Porque —sí—, el debutante 9-7 viene en versión de 8 cilindros.
  
   De cualquier manera y tal vez por eso mismo, Saab no podía quedarse fuera de participar en el segmento.


De sueco a sueco no importa
  Algunos de mis colegas no ven en el 9-7X una seria amenaza para el coterráneo Volvo XC90. Yo tampoco. Pero lo que podría ser para la mente de muchos un problema, personalmente para este opinante no lo es, sino que lo ve como una jugada inteligente. El propósto del 9-7X, a mi modo de ver, es ofrecer una alternativa de un auto de familia con el rendimiento de los SUV's con tracción domesticada en las cuatro ruedas a los que al industria nos ha acostumbrado —o que nosotros hemos demandado de ella—, de espíritu básicamente urbano, con cierto talento para una moderada aventura off-road. Así, pienso que es mejor que Saab garantice un utilitario a sus fieles seguidores para que no se vean obligados a hacer mutis a otra marca y que a través de este modelo no se concentren únicamente en robarle ventas al compatriota, sino a una gama más amplia de otras compañías y de paso engrosar las ganancias de la sombrilla de GM, a la que pertenece.

   Las investigaciones demuestran que alrededor del 40% de los propietarios de Saab poseen un SUV. ¿Por que no darles uno de Saab? Con tal de llenar esa peligrosa estampida —de la que a lo mejor no se recupera al prospecto—, Saab ha decidido  como paliativo  —tal vez por el momento y sólo por el momento— montar su utilitario sobre la excelente plataforma de GM, la misma del Buick Rainier, el Chevrolet TrailBlazer y el GMC Envoy. Pero las semejanzas —que no son pura coincidencia— llegan a un alto, pues en lo demás la mano del fabricante sueco se hace evidente con modificaciones extensivas e intensivas que tocan sobre todo la suspensión, el sistema de frenos y el interior. Aquí es donde se separara de los que debemos llamar sus primos, no sus hermanos americanos.

   Aunque incluso en las líneas exteriores generales del 9-7 se nota como ya insinué arriba el aliento de GM, la carrocería no es tan agresivamente protuberante cual en otros modelos de GM, como el Avalanche, sino que es más moderada y suave en dibujo, aproximándose así al sobrio espíritu europeo. Al fin y al cabo de casta le viene el galgo...
  
   Por dentro hay que batallar con uno mismo para intentar ver asomarse el ánima de GM que sólo reverdece en cuanto a la apariencia del plástico usado. Pero sin duda el esfuerzo de diseño más grande para hacer de este Saab un Saab verdadero está en la consola, que sigue el mismo patrón de levantamiento vertical de los sedanes de la firma sueca —ahora más alto, más ‘estirado” que en los sedanes. Las razones son obvias: son otras las proporciones de un SUV. Y no se asuste, que la tradicional llave de encendido que se inserta ente los asientos sigue ahí. De no haber sido así, entonces sí que habría puesto el grito en el cielo. La cabina es ergonómica —no faltaba más atendiendo a su estirpe— y ofrece todas la amanidades de un coche de su distinción, entre ellas climatizador automático y estéreo magnifico con CD y Mp3, y radio FM/AM/Satelital.
  
   La tapicería es de primera línea, con butacas bien cortadas y de tapicería del nivel más alto. Los acentos en madera, sobrios, contrastan con el interior general, pero por el momento éste no rebasa en todavía en lujo a algunos de sus rivales. Cinco adultos se sientan cómoda y espaciosamente en el interior del 9-7. Lo asientos son térmicos y el conductor dispone de computadora de viaje en consola. El sistema GPS es una opción. Y trae pedales ajustables.   

Una mirada con rayos-X.
   En las entrañas y esqueleto del 9-7 se halla un plataforma más rígida con barras estabilizadoras más gruesas y pesadas, y absorbedores de choque mejorados que, asociados su suspensión, creo que hacen del vehículo uno de los mas estables y bien balanceados de su tipo en las curvas. Éste es el punto más apreciado del nuevo 7. Y, ¡bravo!: se siente como un sedan. La suspensión trasera de aire electrónicamente controlada es un hecho a aplaudir.
  
   Aunque desafortunadamnente no viene en versión turbo, el 9-7X ofrece dos plantas motrices: 6 cilindros en línea —que continúa siendo mi versión preferida para la sexteta de pistones— con 4.2 litros y 275hp, y otro motor, de la vigorosa cifra de 300hp. Se trata de un portentoso V-8 de 5.3L. ¿GM? Contésteselo usted mismo. La diferencia en caballaje entre ambos es de 25hp como vemos, pero la diferencia de torsión es más acentuada ente uno y otro. Lamentablemente no pude probar el V-6 en el evento, pero el V-8 no se ocultó para demostrarme el gran empuje de que es capaz en las aceleraciones forzadas cuesta arriba y que se disipaban muy bien través de la transmisión autimática de 4 velocidades.
  
   En cuanto a seguridad, el nuevo 9-7 ofrece sistema On-Star, frenos ABS en las cuatro ruedas y transmisión All-Wheel-Drive, que para mí siempre cae en el acápite. También, un sistema sensible de anticipación al vuelco y bolsas de aire frontales y de cortina laterales.

Ya pienso en el próximo 9-7…
   Quizás sea muy pronto para preguntárselo, pero… ¿qué pasará en el futuro?
   No traté de jugar a miembro de la CIA; no indagué entre la plana mayor de la compañía si Saab se diversificará a otros "pesos" en la división y si en la segunda generación del 9-7 —quizás 4 años adelante— el coche seguirá tan cercanamente emparentado con GM. De seguirlo siendo no crea que sea como para tirarse de los cabellos... ni siquiera los más rancios y elitistas saabófilos. Pero... ¿mi opinión personal, so pena de puramente especulativa? Que estamos viendo la misma historia de, por ejemplo, el SUV de mayor talla de Honda, que primero fue el Passport —no más que un reetiquedo del Isuzu Rodeo—, hasta que la compañía japonesa puso desarrollar su propio y genuino SUV, el Pilot. Me atrevo a asegurar —a riesgo de perder la cabeza— que eso mismo pasará con el 9-7x. Mas, por el momento, todos mis respetos para Saab; aplaudo su decisión de de participar en la categoría de los SUV aunque sea con un coche no 100% auténtico. Los ingenieros han hecho un trabajo increíble para proveerlo del máximo aliento. Y, please, no se queje, que si esto ha ocurrido así, la culpa es de todos nosotros en tanto que consumidores o que fanáticos de Saab; le exigimos a SAAB un SUV y la compañia, como un padre complaciente con sus hijos, ha tratado de llenar su anhelos. Por el momento, démosle las gracias y, en lo adelante, tratemos de ser un poquitín mas pacientes. ¿Qué fue lo que dije de Orwell y Shakespeare..?