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Tras la derrota

RAUL MARTINEZ protagoniza en la vida real chiste de ALVAREZ GUEDES

"...Hialeah y la cerveza!"

"Vuelve a tu choza, pescador". (De la fábula "El Camarón Encantado" de Edouard Laboulaye).

El fracaso de un diletante

por Pepe Forte/Editor de i-Friedegg.com
5 de noviembre de 2008


Qué pena ver a un político una vez respetado terminar su vida ciudadana y de servicio público protagonizando un chiste sobre la desilusión. Y todo a causa de su propia torpeza.

El martes 4 de noviembre del 2008 explotó la burbuja que hizo añicos la quimérica aspiración de Raúl Martínez de acceder al congreso de los Estados Unidos. Martínez esperaba destronar al titular Lincoln Díaz-Balart que representa el distrito 21 en el área de Miami, en el Sur de la Florida. Ya escribí un artículo sobre el tema en enero de este año tras el anuncio de aspirantura del ex-alcalde de Hialeah, y que puede ser consultado en este mismo website. Su título es "El Titanic de Raúl Martínez".

Siempre supe que iba a perder. Y en grande. La colombiana Anette Taddeo, una desconocida de la comunidad que retó a la veterana congresista Ileana Ros-Lehtinen, obtuvo más votos que Martínez. Los porcentajes de votación eran disímiles, pero vi uno muy memorable para los partidarios de Díaz-Balart —a pesar de probablemente impreciso—, que apuntaba 59% favorable a éste, contra un 46% de Martínez. La exactitud ahora es deleznable; el caso es que el retador perdió.

Las causas de la derrota de Martínez son muchas, pero todas se pueden hallar en sí mismo. Entre ellas, el resentimiento, la revancha, la falta de visión, la auto-sobreestimación, la arrogancia, el no escuchar consejos e ignorar cuándo es hora de colgar los guantes. Todo esto puede resumirse en una penosa ausencia de sabiduría. Y digo penosa, porque así es cuando un hombre al borde de los sesenta años no sólo carece de ésta, sino que continúa actuando como un chiquillo.

Con mi primer artículo contra el viejo político pensé que aquél era suficiente para exorcizar mi disgusto por su campaña retadora. Creo que hasta empecé a arrepentirme de haberlo hecho. Pero Martínez, lejos de corregir sus maneras, lo que hizo fue alimentar mi malestar cuando arreció su despliegue de conductas deslucidas. Ése es justamente el motor de ésta, mi segunda carga contra RM —que espero sea la última—, y ya sin pinzas.

Desde enero hasta hoy, me fui sintiendo cada vez más como el avestruz, con ganas de meter la cabeza en la arena a causa de "la pena ajena". ¿Por los ataques personales de Martínez? No exactamente. Los ataques personales en la política norteamericana son tan viejos casi como la primera elección y eran ya cosa establecida para finales del siglo XIX. Si no me cree, busque la genial descripción que hace José Martí de las elecciones que él vio en New York y que puede leerse en la Crónicas Americanas en sus Obras Completas. Lo mortificante de la campaña de Martínez radicó en el tono y lo rústico de sus anuncios. Es vergonzante el pobre nivel semiológico de Martínez y lo patético de sus ruegos. Las imploraciones de Martínez a los medios para que le organizaran un debate con Díaz-Balart llegaron al plano lastimero de la súplica infantil. Ya no lo dudo: Martínez no tuvo asesor de campaña (except himself, of course!). No pudo tenerlo cuando dijo todo lo que dijo e hizo todo lo que hizo. Es fácil adivinar que los anuncios se los escribió él mismo. Se siente, se huele. Como un cacique urbano y contemporáneo, Martínez ejerce e irradia autoritarismo en todas direcciones y tiene un delirante afán de obicuidad de poder: tiene que estar en todo y disponerlo todo (me recuerda a alguien...).  

Se ha dicho que la campaña más vulgar de la Elección 2008 fue la de Martínez-Díaz Balart. No es justo ese enfoque en tanto que intento de culpabilidad a ambos lados, porque la primogenitura del cariz burdo y basado sólo en referencias personales en los anuncios políticos pagados cae únicamente en Raúl Martínez, y él lo sabe. En los anuncios políticos pagados de él que corrieron en las emisoras en español del Sur de la Florida, excepto en el que Martínez pide una "disculpa" a la comunidad y lamenta que "cayó en lo mismo" que su contrincante —a los ataques personales se refiere—, todos sin excepción tenían como sujeto a Lincoln Díaz-Balart y no abordaban ninguna propuesta de su parte. Lincoln tuvo varios anuncios del llamado "tipo frío", basado en promesas o en la recapitulación de lo hecho por él, pero Raúl Martínez no —en la televisión sí tuvo sin embargo alguno de ese tipo—.

Raúl Martínez amenazó, difamó, sugirió e insinuó, y no dudo que por ello más adelante tendrá que enfrentar demandas. Como el enredo que hizo del llamado maletinazo de Puerto Rico y la amenaza de revelar unos viajes de Díaz-Balart a Colombia que luego sospechosamente calló. Qué terrible coincidencia la de RAÚL Martínez con RAÚL Castro. ¡Oh, no!, no es el nombre. Ni tampoco la filosofía política —caramba, que no hay que exagerar, que Martínez no es comunista—. La semejanza es peor: que ambos padecen de una irrenunciable vocación innata por el disparate verbal. Raúl Castro, tan tristemente célebre en Cuba por su desmanes e incondicionalidad a su hermano Fidel, también lo es porque cada vez que abre la boca en un acto público... mete la pata. El pobre. Su discurso en la Sala Central de las FAR en 1989 en el que informó a los oficiales del ejército comunista de La Isla y al país ante las cámaras de televisión del inicio del "Caso Ochoa", es una joya dorada de demencial dixomanía. Martínez no está muy lejos de esto. Lo único que separa a un Raúl de otro, es que el de La Habana siempre intenta hacerse el chistoso, mientras que el de Miami, ojeroso, no podría intentarlo siquiera de tan amargado que está últimamente.

Generalmente en estas personas, tal comportamiento está relacionado no sólo con bajos niveles de inteligencia, sino con la conciencia de carencia de la misma. Con tal entonces de "tapar" esa falta, la persona intenta "tupir" a su interlocutor con una elocuencia ensayada, que es la que justamente le conduce al despeñadero de los desatinos verbales.

Martínez, hombre de pocas luces, para colmo posee una insoluble mentalidad de ghetto: la cultura limitada, las tradiciones a ultranza a modo de vida —no como adorno—, y una muralla existencial que como un caracol lleva con él y que sólo a través de la cual ve las cosas marginalmente. Martínez es como un campesino de ciudad—aunque sin la honorabilidad y sabiduría empírica del agudo guajiro cubano— incapaz de una visión cosmogónica más allá de las fronteras de Hialeah. Para un hombre así el traje de congresista le baila. Ni siquiera el inglés de Martínez es de congreso...

Pero se las arregla para disimular su déficit de intelecto. Pretendió hacer el ingenioso cuando en el segmento "Perfil Político" de Enrique Teuteló en Noticias 23 dijo que "Diaz-Balart es el gomígrafo de George Bush". Se notó que la frase no es original, sino que se la escuchó a alguien. También ha dicho que él es un hombre folclórico (¡?!). Luego, más adelante, se emocionó y, como Hillary... ¡por poco se echa a llorar!

Y ahí vamos: si con la indigestión de hombría que Martínez tiene esto lo hubiese hecho Díaz-Balart, ¡qué no habría dicho! Y eso es lo que me tenía harto hasta el copete del pretendiente al Congreso.

El machazo de la película

Como un colegial de 8vo. grado, Martínez estuvo subrayando su propia hombría y la carencia de ésta de su contrincante. Martínez insistió de manera empalogosa en su varonilidad, como si toda la del mundo recayera en él y sólo en él. La "machandad" del ahora derrotado político se diluye en toda y cada una de las temeridades del mundo y sus gestores. Viéndolo y escuchándolo entonces uno se da cuenta por fulminante inspiración que Martínez es el Mío Cid, el Rey Arturo, Sir Galahad y Robin Hood. Raúl Martínez es Marco Antonio y Alejandro Magno, Atila, de nuevo Atila, y también el caballo de Atila; Martínez es, ¡oh!, Roldán El Temerario, Roy Rogers y el Halcón Maltés; Ulises, Sinbad el Marino, Sandokan y Escipión el Africano. Martínez es la onda de David, la ballesta de Guillermo Tell y no Charles Lindberg, sino el Espíritu de San Luis; Eric el Rojo, Barberán y Collar, el Satrecillo Valiente, Cristóbal Colón y, a la vez, Napoleón antes de Waterloo y el Almirante Nelson después de éste. Raúl Martínez es Magallanes, el General MacArthur, Manolete el torero, Oliverio Cromwell y Limonada Joe. Martínez es Aníbal el Rey de Cartago cruzando los Alpes con su ejército de elefantes, Hernán Cortés, el chinito de la Plaza de Tiannamén, Popeye, el Príncipe Valiente, el León de Damasco y Tamakún. Martínez es tan y tan viril él, y exclusivamente él, que es como el gigantesco genital de Facundo el Fecundo, del tamaño de un zeppelín, que va por las calles de Hialeah regurgitando plastones de semen a su paso, al estilo del gran seno en aquella película de Woody Allen que persigue y ataca a la gente con chorritos de leche materna.

¿Sabrá que la Sicología hace años comprobó que los actos de rearfimación son el síntoma de las carencias, la inseguridad y las dudas sobre sí mismo?

Finalmente su campaña —caótica por falta de dirección—, llegó al penúltimo disparate: Hace unas semanas interrumpió con una llamada telefónica el programa de Roberto Rodríguez Tejera "Prohibido Callarse" en la WQBA 1140 AM —aún no salgo de mi estupor por qué en muchos de los medios en español del Sur de la Florida a Martínez le permiten irrumpir como si fuese el Papa—; el motivo de su llamada fue para informarle a los oyentes de la nueva "afrenta" del congresista en ejercicio: un panfleto que difamaba a sus hijos. De nada valió que el propio conductor del espacio —apreciado por su imparcialidad— le explicara a Martínez que mediante llamada telefónica indagatoria entre comerciales averiguó que el texto no provenía del cuartel de Díaz-Balart, sino de la base del partido republicano. Posteriormente, en la voz de Ana Carbonell, jefa de campaña de Lincoln Díaz-Balart, en las emisoras en español del Sur de la Florida corrió una mención aclaratoria que reiteró que el ominoso panfleto no tenía su origen en las oficinas del congresista.

En realidad, Martínez habría dado lo que no tiene porque tal literatura hubiese nacido en las oficinas de Díaz-Balart para contar con el pretexto de —como dijo—, "quitarle los frenos al ferrocarril". Mas, de nada valieron las aclaraciones; Martínez elaboró entonces la más exquisita de sus tergivesaciones: puso a su esposa a leer una réplica en la que la respetable señora, como madre ofendida, salía a lavar el honor de sus hijos, manchado con la infamia... sólo que el volante de la ignominia ¡no atacaba a sus hijos, sino a Raúl Martínez por supuestamente ejercer el nepotismo!

Espero que el fracasado intento de llegar al Congreso sea el canto de cisne de Martínez. En realidad ya ni me importa si gana o no algún puesto político. Lo que no toleraría es una campaña suya más diciendo que es más hombre que el pirata Hidalgo. Mas, parece que acerté cuando escribí en enero que este es su Titanic político. Hace tiempo que Raúl Martínez alcanzó el "techo" de su carrera pública, del mismo modo que un oso amaestrado llega al tope de su talento acrobático. Un oso de circo puede acaso montar una bicicleta trucada, pero no valen todos los terrones de azúcar del mundo para lograr de la bestia un fino trapecista. Martínez ya montó la bicicleta cuando fue alcalde de Hialeah —además, una ciudad a la medida de sus limitaciones, simple, sin las sofisticadas demandas de un ayuntamiento de más estatura—, mientras que el Congreso sería para él lo que el triple salto de trapecio a trapecio para un plantígrado precariamente ciclista.

Para rematar, el último error de Martínez fue decir el mismo día 4 de noviembre que ordenaría una revisión de su elección por irregularidades, fuesen cuales fuesen los resultados. No comments...

Tu madre, Hialeah y la cerveza...

Bueno, ¿el chiste que Martínez protagonizará? Es uno ya viejo del comediante Guillermo Álvarez Guedes, que cuenta de un cubanazo que acaricia esperanzado un billete de la lotería al tiempo que susurra, "...¡si acierto este billete!". De pronto, inocente, su hijo pequeño pasa por su lado y al escucharlo le pregunta: "si te sacas ese billete, ¿qué, papá?". Y el hombre contesta optimista: "pues, ¡París, champán y mujeres..!", a lo que el chico replica, "¿y si no..?". Y entonces el hombre responde con la resignación de un mártir: "Pues, tu madre, Hialeah y la cerveza...".

¿Cuál es el futuro de Raúl Martínez —como dice el refrán— ya sin coco, calabaza y miel? Según Teuteló, no planea aspirar a la alcaldía condal —mejor que ni lo piense, pues ya no derrotaría ni a Carlos Álvarez—. Quién sabe si se le ocurra enfrentar a Robaina por el ayuntamiento de Hialeah de nuevo. Si no, las perspectivas son estrechas. Es probable que mate el tiempo paseando Palm Avenue de arriba a abajo en busca de un prospecto al que entrarle a trompadas para drenar su frustración —la Cenicienta no se metió con nadie después del desencanto—, o pase las horas anhelante contemplando el teléfono de su oficina a ver si lo llaman a sustituir a una personalidad radial local que enfermó. Siempre es deprimente ver a alguien que se resiste a lo que a su edad mejor le va: buscar el pan recién horneado en el bakery de la barriada. Caminar temprano por la mañana por la acera del sol silbando una vieja melodía es muy, muy saludable...

 

PD:
De todos modos, ¿por qué no ayudar a Martínez en vez de criticarlo? Como a pesar de esta derrota es probable que él decida volver al ruedo vaya usted a saber por cuál posición, he elaborado un decálogo que, si lo respeta, quizás podría llevarlo derechito a la presidencia de la nación. Es este:

LOS DIEZ MANDAMIENTOS PARA LA ELECCION DE RAUL MARTINEZ:

 

1.   No mentirás

2.   No difamarás

3.   No tergiversarás

4.   No insinuarás

5.   No implorarás debates

6.   No alardearás de tu hombría

7.   No irás al programa de Oscar Haza

8.   No harás pucheros ante las cámaras

9.   No seguirás engordando

10. No le pegarás a nadie


Mas, hay un sólo mandamiento, único, supremo, infalible, que evitará que Raúl Martinez no sufra otra derrota. Ese mandamiento es:

¡NO TE POSTULES MÁS!

 
Link No.1: Ver video Raúl Martínez dice que Lincoln Díaz-Balart es sobrino de Castro
Link No.2: Ver video Raúl Martínez agrede a manifestante en la vía pública
Link No.3: Raúl Martínez balbucea en sus argumentos contra Lincoln Díaz-Balart en el show de Oscar Haza