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2004 CHRYSLER PACIFICA: El eslabón perdido entre (con permiso) la minivan y el SUV...

Por PEPE FORTE/Editor de i-Friedegg.com y conductor de AUTOMANIA por WQBA 1140 AM Univision Radio.

Published in LetsTalkCars.com and The Car Connection en Español 2004/2005

Usted tiene familia y desea un van… pero que no lo sea tanto. También quisiera un SUV por sus prestaciones, pero, ¡ah!, parecen tan rudos… También, un vehículo accesible como un stationwagon, pero le han dicho por ahí que no están de moda y que, excepto los de Audi, Volvo o Subaru, son aburridos. También añora un sedán por su docilidad de manejo, pero lo halla limitado en cuanto a ofrecimientos. ¡Qué bueno sería combinar lo mejor de los cuatro formatos en uno!, es probable que usted se diga a sí mismo cuando cada noche se va a la cama.

Well, todos tenemos fantasías y hasta genialidades…

Hace 10 años, y hasta menos (ayer mismo diríamos) eso sería imposible. Y si usted ha estado tan desesperado por poseer un vehículo que reúna lo mejor de todos, y lo ve como una quimera, tal vez hasta haya considerado el suicidio. Pues bien, ya no tiene que hacerlo, porque desde la primavera del 2003, como modelo del ‘04, llegó el Chrysler Pacifica. Naturalmente, siempre hay una razón para pegarse el balazo: si usted hubiera ido con su idea a las puertas de Chrysler, hoy sería millonario y famoso pero, ¡qué pena!, no se le ocurrió o no se atrevió a hacerlo, pero no sufra, todavía le queda la lotto…

Como una especie de D’Artagnan o cuarto mosquetero, el Chrysler Pacifica resume y combina todas esas virtudes de los otros segmentos, que tanta gente soñó integrar en un solo vehículo. Por eso se le considera un crossover, es decir un vehículo que es una suerte de eslabón perdido entre el sedan y el SUV, que esa es su definición oficial, pero yo me voy a tomar el atrevimiento de desfigurarlo a mi manera y decir que llena el vacío entre la minivan y el deportivo utilitario.

Desde el boom de los minivans a mediados de los ‘80, y con la introducción del Plymouth Voyager de la mano de Lee Iacocca, el segmento creció hasta convertirse en uno de los fenómenos de mercado y venta más florecientes del mundo automovilístico. Pero a partir de los ‘90 la balanza comenzó a inclinarse a otra dirección. Los utilitarios, paulatinamente, han ido robando clientela a los minivans. Lo cual no significa que, a pesar de que los minivan constituyen un segmento en reducción, se haya perdido el gusto por ellos, o por algunas de sus características más encomiables. Los minivan son vehículos amaestrados, de cuya docilidad carecen los SUV. Y es en este punto, según investigaciones entre los consumidores, que se está abriendo una puerta para vehículos como el Pacífica.

Dos años después de presentado en los autoshows, el Chrysler Pacifica debutó como vehículo de producción regular en los concesionarios. Al principio las ventas estuvieron lentas. Escuché a prospectos comentarme que el precio era alto, alrededor de los $40,000 y que la mayoría de los vehículos estaban superloaded, algo que los compradores no siempre quieren, o que pueden pagarlo y, por último que el financiamiento no era muy amistoso. Pero pronto las ventas comenzaron a nivelarse, especialmente en los modelos menos dotados que llevan un precio de aproximadamente unos $33,500.

¿Más minivan que otra cosa?:

Construido en la planta de Windsor, en Ontario, Canadá, que también ensambla los Chryslers Grand Caravan y Town & Country, el Pacifica, empero, no comparte la plataforma de tales minivans y sólo tiene un 5% de sus componentes de éstos. Aún así, la comparación con el Dodge Grand Caravan es casi inevitable… pero inútil. El Pacifica es casi tan largo como aquél, pero ligeramente más ancho y dos pulgadas más bajo en altura.

Para quienes han conducido otros coches de la compañía, el Pacifica se siente como una mezcla del Jeep Grand Cherokee con el Chrysler Town&Country. Pero aquí terminan todas sus posibles similitudes con un minivan. Aparte de una cierta y muy lógica consanguinidad, el Pacifica tiene su propio ADN. Posee suspensión totalmente independiente y puertas de hoja. Aunque las puertas deslizantes economizan espacio, ofrecen más accesibilidad y son el sello característico de los minivan, nunca las he hallado cómodas de manipular. Si el Pacifica las tuviera, probablemente no lo vería con ojos tan entusiastas.

Puro diseño:

El Pacífica es, sin duda, atractivo. Su desempeño como vehículo es formidable, pero pienso que su punto capital es el diseño, lo mismo interior que exterior. ¿Es eso un problema? No en absoluto: un auto feo no vendió, ni vende, ni venderá jamás. Y el Pacífica está muy lejos de irritar la retina. Aplaudo que las líneas de los maravillosos Chrysler Imperial y 300 de 1955 asomen levemente en el Pacifica, lo mismo que ocurre en el bellísimo 300C, que llegará a los dealerships dentro de poco.

En cuanto al “invernadero”, el Pacifica sigue la tónica del momento: cristalera breve. Amén de que esta estética nunca ha sido para mí motivo de fascinación, no deja de tener sus virtudes. Una de las cosas que más encarece la construcción de un vehículo son los cristales. Además, a menos cristal, más liviano. Y con menos cristal (que significa menos “huecos”), el auto puede ser más insonorizado en cabina y más rígido en su estructura. Sinónimo: menos frágil en volcaduras e impactos. Y, por otro lado, tiene su encanto retro: a principios de los 50, los Ambassadors y los Wasps de Nash-American, los autos de menos cristalera de su momento, con su perfil bajo, constituían las siluetas favoritas de los EEUU de entonces. Lo mismo que ahora…

Un 300M de familia:

El alma del Pacífica es un motor SOHC V-6 de 3.5 litros y 24 válvulas acoplado a una transmisión automática delantera AutoStick de 4 velocidades, la misma combinación del Chrysler 300M, para 250 hp de potencia y el mismo número en libras por pie para la torsión. Opcional, la transmisión All-Wheel-Drive. La aceleración se siente animosa, el rodaje es silencioso, firme, fluido y coherente. Y en las curvas, por su relativamente bajo perfil, provee sensación de seguridad y agarre con muy poco desplazamiento de culata. Es más agradable de conducir en el rango de entre las 45 y las 55 mph. Posible responsable de esta conducta es la suspensión trasera, similar en diseño a la de la Clase-E de Mercedes-Benz, pero, a pesar de que Chrysler y Mercedes operan juntas, no hay mucho más del fabricante alemán a bordo. De las típicas características teutónicas la más visible son los controles para los asientos como en un Mercedes, con botones que simulan su perfil, instalados en los paneles interiores de la puertas, en vez de en la base del asiento, que es la solución mas común. Tiene las lámparas de xenón y, cuando arriba a las 15mph (esto es puro Chrysler), los pestillos de las puertas se cierran automáticamente.

Al timón, el Pacifica se siente como lo que simula ser: largo. Esto se debe a varios factores: los pilares; el panel que corre entre la tercera ventanilla y la quinta puerta; que la ventana de la quinta puerta es pequeña y que, por todo ello, al mirar hacia atrás a través del retrovisor central interior da la impresión de que sé esta dentro de un furgón cerrado.

Por dentro:

Ofrece tres filas de asientos: dos butacas al frente, ídem al centro y un banco abatible 50/50 como tercera fila. Una vez abatido éste, se incrementa la capacidad de carga (la segunda fila de asientos también es abatible). La movida es bastante simple, auxiliada por la maravilla de la quinta puerta operada remotamente [al abrir y cerrar] por medio de un botón, como ocurre en otros minivans de la compañía. Los acentos de madera se combinan coherentemente con imitaciones de aluminio.

El equipamiento, incluso a nivel estandar, es alto: asientos de piel térmicos de 10 posiciones eléctricas para el conductor y cuatro para el pasajero delantero. Tienen memoria de posición, pedales ajustables, sunroof o claraboya eléctrica, el tradicional estéreo Infinity a bordo de Chrysler, ahora Infinity® Intermezzo tipo Surround System 5.1 de audio digital (¡atención, Volvo!), climatizador dual con temperatura exterior, cambiador de 6 CD’s en consola, y computadora de viaje programable que refleja estimado de consumo instantáneo, autonomía y brújula, además de correo de mensajes de disfunción.

A un nivel más alto aparece la consola de climatización entre los asientos de la segunda fila, DVD con pantalla abatible en el techo, y sistema de navegación, curiosamente enclaustrado en el velocímetro. Con la tecnología Bluetooth, la comunicación es posible con el teléfono celular por medio de la electrónica del propio vehículo, o sea, a través de los speakers, mientras que el micrófono está ubicado en el retrovisor. La conversación puede ser continuada sin interrupción si se entra o se sale del vehículo.

Seguridad:

El Pacifica ofrece frenos ABS de disco en las cuatro ruedas, sistema de monitoreo de presión neumática, bolsas de aire inteligentes de varias etapas, delanteras, y laterales de cortina para las tres filas de asientos (es uno de los primeros vehículos en ofrecer estas cortinas en la tercera fila de asientos), protección para las rodillas, y control de tracción.

Resumen :

Este nuevo utilitario de la Chrysler es una buena alternativa, entre otros, al Infiniti FX35 y al Volvo XC90. No hay otro coche como este en el mercado: Su baja altura, 3 filas de asientos de alta calidad, puertas de hoja y modales de sedán, podrían ser sus características a priori si se pide una sinopsis del vehículo. Junto al resto del line-up de Chrysler, pelea en buena lid con la agresiva campaña de rediseño de Nissan-Infiniti, y se instala honorablemente en los ya casi 10 años de revolución de diseño de la compañía, cuyos abanderados fueron la plataforma LH, el Concord, el Cirrus, el 300M y el PT Cruiser.

El Pacifica bien que se apropia de esa breve pero genuina herencia. Y hay más por venir, es decir… más porvenir.


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