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¿Es BARACK OBAMA un arrogante?

El modo en que ha ignorado algunos sucesos sobre los que debió haberse pronunciado, y por otra parte la obstinación con que ha insistido en asuntos que mejor hubo de poner de lado, conducen a pensar que el actual presidente de los Estados Unidos hace caso omiso a sus asesores. El más reciente de estos episodios fue abordar la muerte de Michael Jackson tardíamente. No se trataba de una frivolidad, sino de un hecho inobviable para la sociedad contemporánea norteamericana. ¿Es Obama un voluntarioso al que se le ha subido la presidencia a la cabeza?
Por PEPE FORTE/Editor de i-Friedegg.com


Posted on July 11/2009

Más vale que no, que un país de responsabilidades globales como Estados Unidos no puede gastarse un presidente con pataletas porque no quiere que le quiten la chambelona. Pero es lo que parece porque Barack Obama no ha hecho otra cosa que lanzar señales en apenas medio año de presidencia, que aparentemente indican que es un hombre voluntarioso. La más reciente evidencia de ello es su tardanza en emitir una declaración sobre la muerte de Michael Jackson.

El análisis que nos hace arribar a  la conclusión de que Obama es un hombre arrogante, es sofisticado y rebuscado. Y admitimos que acaso por ello, infundado. Pero vale la pena hacerlo, y se erige en un componente capital: su relación con los advisors o asesores.

Todos los presidentes tienen asesores. Mejores o peores, pero los tienen, cuya función se basa por lo menos en tres verbos fundamentales: advertir, aconsejar y recomendar. La decisión final está en las manos del presidente... pero no siempre, porque a la tríada de verbos que acabamos de mencionar, a veces, como D'Artagnan en tanto que cuarto mosquetero, se suma el de exigir, y en circunstancias extremas algún presidente ha sido obligado a tomar una acción en particular o a firmar cierta ley. Y según hemos visto a lo largo de medio año y desde el momento mismo de su inauguración acorde con lo trascendido a la prensa, es de la predilección de Obama desobedecer ciertas advertencias, consejos, recomendaciones y exigencias que le han hecho.

Al llegar a este punto, aflora una pregunta desdoblada en disyuntiva: ¿Tiene Obama un mal equipo de asesores, o es que él los desobedece?

Hay hints de ambas cosas, pero más de la segunda alternativa que de la primera. Recordemos el desconcierto del servicio de seguridad cuando en el propio día de su inauguración, desacatando lo solicitado a él —según dijo la prensa— Obama abandonó la limusina y caminó por donde se le dijo que no debía hacerlo. También recordamos su reticencia a dejar de usar su Blackberry una vez presidente —¡no me quiten mi chambelona, no me quiten mi chambelona..!—, una insubordinación trivial cuasi parvularia.

Poco después llegó el disparate más grande de todos: Su empecinamiento en reverdecer el asunto del waterboarding, que tuvo incluso su momento de crítica y consiguiente alto durante la presidencia de George W. Bush. Esa fue una de las tonterías más grandes —y quiera Dios que sea sólo eso y no una solapada segunda intención— que ha cometido un presidente norteamericano por lo menos en los últimos 50 años, comparable únicamente en lo que respecta a la seguridad nacional de los Estados Unidos al estado de denial en que cayó Kennedy cuando en 1962 rehusó admitir que los mercantes soviéticos en ruta hacia La Habana no portaban vituallas, sino ojivas atómicas. El gelengue del waterboarding de Obama no llegó a ganarse un Oscar a la estupidez simplemente porque por fortuna quedó en nominación (de paso, por si fuera poco, sentó a la Pelosi en la cama del fakir...).

Pero el último puntillazo de la arrogancia de Barack Obama, de supuestamente ignorar las recomendaciones de sus consejeros, fue no emitir una declaración sobre la muerte de Michael Jackson. Parecería pueril que el presidente de la nación más poderosa del mundo hiciese un statement sobre el fallecimiento de, a primera vista, un ente de la farándula. No lo es. Más allá de lo vano, Michael Jackson fue (o es) un ícono trascendente de la cultura universal y, en términos de Americanna, tan prominente e inobviable como la Coca-Cola, el McDonald's, Mickey Mouse, Hollywood, el Ford o el Chevrolet. Claro que Obama es padre de familia, tiene dos niñas, y Michael Jackson se ha ido al otro mundo con la sombra del lado oscuro de la pedofilia, no importa si debatible por fundada o infundada. Pero Obama debió haber hecho una declaración sobre la muerte de una figura que, partidarios o detractores aparte, representó una era y hoy es una faceta del diamante de Los Estados Unidos. Por si fuera poco, Michael Jackson fue —a pesar del enigmático blanqueo de su piel—, un artista afroamericano (¡Obama, Obama... y tu abuela ónde etá!*).

Que Barack Obama ignorara la muerte de Michael Jackson es una traición a la comunidad negra norteamericana que se desvivió por él durante la jornada eleccionaria. Y aquí cabe preguntarse de nuevo si Obama siente repugnancia por los emblemas tan americanos como lo fue en esencia Michael Jackson, o si su hasta ahora no comprobada fe musulmana le impide comulgar con símbolos infieles como el Rey del Pop. Se trata de figuras distintas, pero James Carter emitió una declaración** apenas horas después de la muerte de Elvis Presley. Elvis también tenía una arista turbia: su adicción a los medicamentos y además, en los inicios de su carrera, fueron considerados obscenos sus movimientos pélvicos. No matter what, Carter se proyectó. Definitivamente, Obama debió haber lo mismo en su momento.

¿Obama guardó silencio todo el tiempo sobre la muerte de Michael Jackson? No. Pero para lo tarde que lo hizo es cual si se hubiese quedado callado. Es más, como siempre ocurre con los desatinos, su tardío abordaje lejos de reivindicarlo subraya su metedura de pata. Obama, de refilón, abordó el asunto ante las cámaras justo una semana después de producirse la muerte de Jackson y luego, el día de su funeral en Los Angeles, desde Moscú —¡qué ironía, caramba!—, donde se hallaba para un diálogo con Medvediev y Putin, fue que hizo su "declaración oficial". Es probable que cuando vieron a los fans lanzar al aire miles de globos desde la capital rusa en honor al finado Michael, sus asesores, en ese rapto americanísimo de enough is enough hayan tomado al presi por la solapa y le obligaran a regañadientes a que dijera algo...

¿Qué pasó con la caminata irresponsable y desautorizada en la inauguración; con el Blackberry y el waterboarding, y con el la muerte de Michael Jackson... pésima asesoría o malhumorada arrogancia a golpe de gruñidos? La gente que es obligada a dejar de fumar mejor debe hacerlo antes de convertirse en presidente de los Estados Unidos...

 

*Fragmento de una poesía que solía recitar el declamador cubano Luis Carbonell, conocido como "El Acuarelista de la Poesía Antillana", que ironiza sobre los genes negroides que cualquier habitante de la cuenca del Caribe puede tener.

** Texto íntegro del statement del presidente Jimmy Carter tras la muerte de Elvis Presley en 1977:

Statement by the President on the Death of Elvis Presley
August 17, 1977 (less than 24 hours after the announcement):

Elvis Presley's death deprives our country of a part of itself. He was unique and irreplaceable. More than 20 years ago, he burst upon the scene with an impact that was unprecedented and will probably never be equaled. His music and his personality, fusing the styles of white country and black rhythm and blues, permanently changed the face of American popular culture. His following was immense, and he was a symbol to people the world over of the vitality, rebelliousness, and good humor of his country.


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