Sin duda, el plato fuerte de la travesía. Cozumel, pletórico de las benditas bellezas naturales de México, garantiza además a los "cruceristas" una enorme panoplia de excursiones.
por PEPE FORTE/Editor de iFriedegg.com y conductor del programa radial AUTOMANIA, de Univisión Radio.
Todas las fotos son del autor
Cozumel, en el Estado de Quintana Roo, México, ofrece una diversidad de excursiones —playa incluida, como hicimos en otras visitas nuestras en anteriores cruceros—, una gran parte de ellas basadas en vehículos a motor como los divertidos Dune Buggies y Rhinos, pero en nuestro caso preferimos the real thing, así que alquilamos para la familia un número de Jeeps Wrangler para recorrer la isla.
La primera parada sería el faro Celarain, ubicado en el Parque Punta Sur de la isla y es probablemente su punto cúspide de atracción.
La entrada está al pie de un curioso bar rústico llamado Rasta’s, que celebra a Bob Marley, cuyo techo interior, como es típico en la zona, está decorado por camisetas que donan los propiso turistas.
La entrada al parque del faro —que allí consideran una donación— es de $10, lo que mediante una manilla de plástica que en lo adelante el visitante llevará en la muñeca como autorización, provee permiso para pasear por allí.
Un terraplén de unas 2 millas que corre paralelo al litoral conduce al faro, pero antes de llegar a éste se disfruta de la naturaleza del área con pantanos, arecifes y vegetación de costa. La Tumba del Caracol, una reliquia Maya, puede ser visitada en camino allá.
El faro, construido en 1934, tiene 35 metros de alto y se puede subir hasta su cúspide —127 escalones— para contemplar el fresnel. Aledaño, hay un breve pero interesante museo naval.
Nuestro recorrido fue un loop de casi 80km, en el que pudimos refrescar en los bares-restaurantes que se hallan en la ruta, todos junto al mar, en uno de los cuales degustamos un seviche mexicano. Y siempre tuvimos tiempo para unos lúdricos shots de tequila y para ver quién se atrevía a tragarse el picante más fuerte, efecto quemante apaciguado oportunamente por un refrescante trago de la cerveza Tecate.
Y naturalmente, se puede comprar artesanía y souvenirs en todo el camino.
El tiempo estuvo bueno si consideramos que no llovió, la peor pesadilla de un turista. Pero el día estuvo plomizo, nublado, ventoso. Tuvimos suerte, insisto, porque estábamos en la estela del huracán Alex y el agua ya había pasado. Muchas de las fotos que veremos a continuación revelan la enorme marejada patente en el rompiente, cual una especie de postre del meteoro. Esas olas son las que justamente con entereza capeó la víspera el Oasis of the Seas, sin inmutarse casi.
El recorrido por la isla completó una vuelta de 79.9 km a bordo de los Jeeps, de tracción manual.
Otra parada divertida fue en Señor Frog, un bar típico del área.
Seguidamente, la catarata de fotos de la excursión por Cozumel: