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Por PEPE FORTE/Editor de i-Friedegg.com,
y conductor del programa radial
EL ATICO DE PEPE, de lunes a viernes de 5:00pm a 6:00pm ET,
por la 710 AM,
en Miami, Florida, una emisora de Univisión Radio

No, no fue el personaje mas famoso de la revolución Francesa, pero casi casi. Con una identidad sexual zigzagueante, Chevalier d'Eon vivió una existencia distinta y desconcertante, haciéndose pasar por hombre o por mujer, según las circunstancias, en la Francia del siglo XVIII. ¿Era hombre, era mujer? ¿Era gay o 'derecho'... o acaso "bi"? ¿Era hermafrodita?

El 5 de octubre de 1728, en el famoso viñedo francés de Tonnerre, nació el niño al que bautizaron como Charles Genevieve Louis Auguste Andre Timothee, más tarde conocido como Chevalier d'Eon. Su padre, Louis d’Eon de Beaumont, era juez de la Corte Suprema de Justicia, y su madre fue Francoise de Chavanson. Pero aunque en el instante de su nacimiento no hubo duda acerca de su sexo, no serían sus atributos de varón por los que más tarde sería reconocido en su vida, sino todo lo contrario.

D’Eon creció en una vida normal de varón. Como tal asistió a la escuela. Pero por alguna razón que la historia no alcanza a explicar se sabe que su madre, a menudo, lo vestía con las ropas de su hermanita. Dicen que para divertirse... (ella, no él, aunque, bueno...)

Chevalier completó su educación en el Colegio Mazarin y tras graduarse con honores se convirtió en Secretario de Monsieur de Sauvigny, administrador del departamento fiscal de París, siguiendo la vocación legal de su padre.

De adulto, Chevalier d’Eon nunca fue de esos hombres que humedecen las pantaletas de las mujeres al verle pasa ni se relamen a sus espaldas. Era de cuerpo ligero y delicadas formas. Su cintura era ancha y sus manos pequeñas. Su cabellos eran rubios, profusos y suaves. Dicen que tenía un no se sabe qué, un encanto feminoide muy excitante para los hombres... y también para las mujeres.

Pero lo cierto es que desde jovencito, y sin que su madre se lo impusiera ya, disfrutaba vestirse de dama, lo cual hacía con gran éxito. Y lo hacía tan bien, que hizo una apuesta con sus amigos; se vestiría de mujer y engañaría a Madame Pompadour, la amante del rey Luis XV. Tuvo éxito... pero mucho más de lo que él mismo suponía: incluso engañó al propio rey. Y ahí le llegó su gran oportunidad.

Por esa época, Luis XV quería reconciliarse con Rusia. Había enviado dos embajadores para discutir el asunto, mas falló en el intento porque la Emperatriz rusa Elisabeth, había eliminado la presencia masculina para los asuntos de la corte, de modo que para penetrar allí exitosamente, era necesario enviar una mujer, y ninguna se atrevía a correr semenjante riesgo. Entonces fue que a Luis XV se le ocurrió enviar a d’Eon como embajador y agente secreto. Chevalier, que podía vestirse exitosamente como una dama, conservaba la firmeza de carácter masculina. Era ideal. Y aceptó la misión...

Oficialmente, Chevalier cambió a Mademoiselle de Beaumont. No le costó trabajo fundir su nueva identidad de mujer a la corte... pero a la larga Elisabeth descubrió que d’Eon era un hombre. ¿Qué ocurrió? Se convirtieron en amantes y pronto Rusia firmó un tratado con Francia, lo que resultó de gran beneficio para el país galo.

Pero mientras, en Versailles corría el rumor de que D'Eon era hermafrodita, o sea, que compartía en su cuerpo los sexos del hombre y mujer. D’Eon regresó a Francia. Y fue entonces enviado a Inglaterra como hombre, como capitán de los Dragoons. Todo para que más tarde se especulara que era el padre del hijo de la Emperatriz de Inglaterra, Sophia Charlotte. Lo cierto es que gracias a la relación de amor entre él —¿o ella?— y Sophia Charlotte, Inglaterra se afanó en la reconciliación con Francia.

Una noche, Sophia Charlotte pidió a d’Eon que viniera hasta su alcoba porque su hijo estaba seriamente enfermo. Había tenido el sueño de que sólo d’Eon podría curar al pequeño. Era una mujer muy supersticiosa. D’Eon asintió, y mientras estaba en la cámara de Sophia, el rey George III se presentó. Estaba colérico por la presencia de otro hombre —d'Eon—, en el recinto de su mujer, tarde en la noche. Entonces, para salvar a la reina y su hijo, Cockrell, el fiel asistente de Sophia, le mintió al soberano inglés diciéndole que d’Eon era una mujer. Desde ese instante comenzó a correr en Inglaterra el rumor de que d’Eon era un travesti y que su género sexual era una incógnita.

George III exigió la verdad y le escribió una carta a Luis XV. La célebre Jeanne du Barry, amante de Luis XV, le sugirió a éste que si él mentía acerca de la verdadera identidad sexual, ayudaría a d’Eon a salvar su bella relación con Sophia-Charlotte —du Barry era muy romántica—. Además, tal mantendría en buen estado las relaciones entre Francia e Inglaterra —la du Barry era también muy práctica—. Luis XV le contestó a George III "probándole" que d’Eon era una mujer. (¿Una asombrosa curiosidad de la historia?: ¡Durante ese período el sexo de d’Eon’s se convirtió en sujeto de especulación en la bolsa de valores de Londres!)

Tras la muerte de Luis XV, Luis XVI negoció con d’Eon. La transacción se llevó a cabo mediante Caron de Beumarchais, representante del flamante monarca. Louis XVI otorgó la pensión que Louis XV debía a d’Eon. A cambio, d’Eon entregó materiales estratégicos para Francia en relación con Inglaterra. Además, en lo adelante, se le exigía a d’Eon no regresar a Francia a menos que se vistiera como mujer y que no portara armas.

En 1777, D’Eon abandonó Londres y retornó a Francia después de 14 años. Llegó a Versailles luciendo su uniforme de Capitán de los Dragoons. María Antoineta envió a Rose Berlin, su modista personal, para transformar a d’Eon de hombre a mujer. A partir de ese día, Chevalier d’Eon se convirtió Chevaliere d’Eon. Y dicen que no le molestaba para nada...

En cierta ocasión venció en duelo, vestido de mujer, a un hábil espadachín que le retó.

Pero la historia de d’Eon no termina así. Nadejda, la amante que conoció durante su misión en Rusia cuando era joven, se apareció en París tras un largo silencio. D’Eon pensaba que para entonces ella ya estaría muerta. Nadejda se mostró feliz de verle otra vez y le dijo que tenían un hijo. Pero para la sorpresa de la mujer, el travesti le comunicó que, de acuerdo con la ley, él ya no era un hombre. Poco después, el hijo de ambos murió de fiebre alta, y Nadejda, devastada, regresó a Inglaterra.

La revolución Francesa comenzó. Louis XVI ya no era el rey de Francia, y el arreglo entre él y d’Eon dejó de ser válido; empero d’Eon prefirió mantener su pariencia de mujer. Dicen que para proteger a Sophia Charlotte, que fue el gran amor de su vida. Las dos viejas mujeres —d’Eon y Nadejda— se vieron juntas desandando en afable conversación las calles de Londres. Los transeúntes pensaban que se trataba de dos hermanas, o de madre e hija... sin sospechar acaso que en realidad eran marido y mujer.

Sexólogos contemporámeos explican que el encanto de Chevalier d'Eon para las mujeres radicaba en esa buena mezcla de masculino con femenino que era. "D'eon tenía éxito en la cama con las mujeres porque cada mujer lleva una lesbiana dentro", comentó una vez Gertrude Stein.

Chevalier d’Eon, llamado luego la Rosa de Versailles, murió en Londres en 1810, a la edad de 83. Los médicos lo reconocieron, como en el día de su nacimiento, varón.

Cuando George III supo los resultados se encolerizó muchísimo. No era para menos...