click on header to return to BITACORA/EN ROUTE index
 

Ruta del Sol al frío en el benjamín de los SUV's de Toyota

Texto y fotografías de PEPE FORTE

Entre el viernes 28 de noviembre del 2008 y el miércoles 3 de diciembre del mismo año pudimos hacer una prueba de carretera al nuevo Toyota RAV4 del 2009 en un recorrido de unas 2165 millas entre la ciudad de Miami, en la Florida, y la localidad de Green Belt, en Maryland, aunque el destino inicial del viaje era Baltimore. Y de vuelta, el periplo tampoco terminó en Miami según lo planificado —ya veremos más adelante por qué— sino en el área de Melbourne, en la Florida, a unas 180 millas al Norte de la Capital del Sol.

Como casi siempre para "escapar" de Miami, utilizamos el Florida Turnpike "Ronald Reagan", muy popular entre los automovilistas que viajan entre esa ciudad y la de Orlando, en el afán de visitar los mundialmente famosos parques de diversiones ubicados en el área, en la parte central del más sureño de los estados de la Gran Unión. ¿Nosotros? Pues no hicimos menos, sobre todo por las ventajas que garantiza parar en las diversas "plazas" del viaducto, unas utilísimas instalaciones que ofrecen sanitarios, estaciones de servicio y restaurantes a quienes circulan por esta autopista gravada con peajes y cuya velocidad máxima autorizada es de 70mph. Es cierto que el Turnpike es recto y aburrido y carente de atractivos paisajísticos, pero es rápido, seguro y conveniente.

Habiendo partido a las 10:30 de la mañana, decidimos pues parar en la plaza 'del medio', justo a mitad de camino entre Miami y Kissimmee. Precisamente por ello es la más concurrida, y allí decidimos comer unas pastas ligeras en Sbarro. El RAV4 no necesitaba en cambio "comer", cosa que hizo luego al arribar a Orlando sobre las 2:30 de la tarde. Esa primera tanqueada reportó $23.71 de gasolina regular a $1.78 el galón, más barata que el promedio dejado atrás en Miami, de alrededor de $1.90. Orlando, como Miami, exhibía cielos azules y un par de grados menos de temperatura (cerca de 78ºF/26ºC). Decidimos hacer noche allí, no sin antes utilizar las diversas oportunidades de entretenimiento que esa inigualable ciudad turística ofrece y, además, cenar sushi.

El encuentro con un plato japonés en el exclusivo restaurant Ran Getsu of Tokio, en Orlando, Florida, siempre es una experiencia memorable. En las noches, un grupo musical de bellas chicas interpreta canciones tradicionales japonesas, basadas en la percusión.

Al día siguiente, noviembre 29, partimos de Orlando a las 6:30 de la mañana, todavía oscuro, con 54ºF/12ºC y 266 millas acumuladas en la bitácora, buscando la carretera I-4 Este para entroncar con la I-95 Norte, que en definitiva sería la vía más utilizada en ida y vuelta en este recorrido. Pero antes, ¿por qué no hablar un poco del Toyota RAV4 del 2009?

La primera puesta de gasolina fue en Orlando, a $1.78. Hasta hacía muy pocas semanas, en esta misma estación de servicio el galón rebasaba desahogadamente los $3.00.

Los primeros pasos del RAV4
El Toyota RAV4 es uno de los SUV's con que el fabricante japonés comenzó a extender su panoplia de este tipo de vehículo, hasta completarla ya a finales de los 90. Para esa época Toyota, como en las diversos pesos del boxeo (Mosca, Welter, Medio, Pesado, Súper Pesado, etc...) tenía cubiertas todas las categorías cuya lista terminaba en el leviatán Sequoia y comenzaba precisamente en el RAV4, el benjamín de la familia. He tenido la fortuna de conducir el vehículo desde su debut a mediados de los '90 (en el '96, para ser precisos) cuando llegó al mercado y por sólo su primer año estuvo disponible en modelos de 2 puertas (tres si contamos la de la espalda del vehículo); al año siguiente ya llegó con 4 puertas (cinco si volvemos a agregar la trasera), y al verdad es que siempre fue un hit.

El primer RAV4 sólo tenía dos puertas laterales.

La segunda generación del RAV4 mejoró sobre todo en styling al más pequeño de los deportivos utilitarios de la firma, pero en su tercera edición que llegó a los concesionarios hace un par de años es que este SUV fue mejorado dramáticamente. Mas ahora, regresemos a las incidencias que registra la bitácora:

Huevos fritos en i-Friedegg.com! Una parada en Denny's sin pedir un desayuno aunque sean las 3 de la tarde, no es una parada en Denny's. ¿Por qué tres huevos? Los pedí sunny sideup y, por equivocación, me los trajeron revueltos. De modo que por cortesía de la camararera y desagravio al cliente, hecha la corrección del plato, me regalaron uno más...

Mal tiempo
Antes de abandonar la Florida, hicimos una parada a las 10:00 am en Jacksonville, un gran centro urbano del estado ya muy próximo a la frontera con Georgia, y ubicado en la costa Este. Jacksonville cuenta con un espectacular puente que nunca perdemos oportunidad de cruzar cada vez que estamos en el área (por cierto, estaba en reparaciones). Decidimos desayunar en un Denny's —el sitio ideal para ello— en las afueras de la ciudad. La temperatura ya era de 65ºF/18ºC, y para entonces habíamos recorrido 426 millas; aún estábamos muy lejos de nuestro destino, al que pretendíamos llegar en esta misma jornada.

 

La próxima parada la haríamos de nuevo por razones de alimentación... pero ahora del vehículo que, acaso envidioso de nosotros, ya exigía su propio lunch. Esto ocurrió al pie de la I-95 en Hardeeville, ya en South Carolina, donde pusimos gasolina por segunda vez por $22.00 a $1.71 sobre la 1 de  la tarde, y aún la temperatura permanecía en 65. Para entonces, habíamos consumido ya 561 millas, y la velocidad de curso promediaba 60mph. Compramos una soda y... ¡adelante!

A las 4:10 pm, ya con el cielo totalmente nublado al estilo invernal y bajo una fina llovizna, arribamos al pintoresco South of the Border, el enclave de carretera conocido y admirado por su simpática decoración de enormes muñecos mexicanos de concreto. South of the Border representa la frontera entre las Carolinas. ¿El motivo de la parada?: Pues, puramente "hidráulico"... ir al baño.

El alto en South of the Border fue de apenas minutos. Enseguida remontamos la carretera de nuevo, con 46ºF/7ºC. ¿Millas recorridas?: 750. Y ahora, regresemos al Toyota RAV4:

El modelo del 2009
No es mi primera vez al volante de la más fresca de las ediciones del RAV4: Lo pude probar en primicia en Georgia en el evento de lanzamiento junto con el diminuto Yaris en noviembre del 2005, antes de que llegara a los concesionarios. Posteriormente lo medí durante una semana en Miami.  

Para la edición del 2009, el RAV4 sólo estrena ligeros cambios de diseño exterior, aunque sí registra un incremento notable en uno de los motores en que se vende, el de 4 cilindros en línea. Como ahora el RAV4 puede tenerse con motor V-6 DOHC de 3.5 litros, éste sin embargo es el mismo del año pasado, capaz de generar 269hp. Empero el 4 cilindros del '09 no es el mismo del '08, sino que ha incrementado su potencia de los originales 166 caballos a 179, y eso se debe a una fracción más de cilindrada, de 2.4 litros antes a 2.5 ahora.  Gracias al motor V-6 acoplado a transmisión automática de 5 velocidades de mi unidad de pruebas, el Toyota RAV4 alcanza las 60mph en unos 6.3 segundos, lo que lo hace no sólo probablemente el SUV más rápido de su categoría, sino de hecho poseedor de mejor sprint que muchos sedanes deportivos del momento. Pero aunque esta cualidad complace a quien lo posea, no se compra un RAV4 para competir, sino para llenar otra serie de necesidades. Como lo hizo en este viaje, a cuyos detalles volvemos:

Llegamos a Virginia. Y sigue lloviendo...
Con un marcador de 891 milas avanzadas y ya totalmente de noche, a las 6:54pm fue necesario volver a gasear: $20 dólares exactos de gasolina a $1.70 el galón. Pero no sólo el RAV4 estaba hambriento. Casi frente a la gasolinera divisamos el esperanzador lumínico de un Lone Star, un típico restaurante de corte tejano adonde nos encaminamos con la ilusión de un steak con papa hervida loaded, que fue cualquier cosa menos una quimera. Esto es en Rocky Mount, North Carolina, no al borde de la I-95, sino unas 6 millas adentro. La lluvia persistía y el termómetro del RAV4 denunciaba 43ºF/6ºC.

Unos 40 minutos después, cena de por medio, le pegábamos de nuevo a la carretera, ya en la etapa final. Había que llegar ¿esa noche? a Baltimore. Veremos...

Las condiciones del tiempo fueron empeorando y la temperatura bajando. La lluvia arreció por tramos y el tráfico se hizo más grueso. Y como casi siempre que cae la noche, cual alimañas que salen de sus madrigueras, se incrementa la presencia de más y más eighteenwheelers. Hay que tener cuidado. Nota de bitácora importante: el trecho de carretera a la salida de Rocky Mount se aprecia divino: recientemente asfaltado se convirtió en una magnifica alfombra de rodaje para el RAV4 cuyos neumáticos no hallaron más pretexto para hacer ruido.

Poco después de una hora cruzábamos la frontera con Virginia. Virginia es un estado severo en lo que a tráfico respecta. Sus carreteras, aún las Interestatales que le surcan, cuando están en sus territorio, pueden ser tan austeras en velocidad como tan sólo las 60mph como máxima. El uso de radares detectores de patrulla de carretera es ilegal allí. Y una serie de vallas regañonas acerca de estrictas regulaciones del tránsito en la faja vehicular bombardean al automovilista en cuanto pasa la frontera, todo ello aderezado por una nada discreta presencia policial sobre ruedas.

Pronto estuvimos en Emporia, y seguimos hasta atravesar por el centro la gran ciudad de Richmond. No usamos la circunvalación; no hacía falta, el rush hour ya había pasado...

Richmond es la meca de la nicotina, pues allí está la gran empresa de cigarrillos Philips Morris, que saluda al viajero con un gran tótem al borde de la autopista tatuado con las diversas marcas de fumar. ¿Y el RAV4?

En el camino vimos algunos RAV4 idénticos a nuestra unidad de prueba, como se refleja en esta imagen que parece tomada ante un espejo.

Más grande
Como el RAV4 ahora es más grande que nunca, ofrece un gran espacio interior y, opcional, una tercera fila de asientos. Nuestro preferido es el de dos bancadas por la generosa área trasera de carga, sobre todo una vez abatidos los asientos traseros. Por cierto, que un sistema manual tan ingenioso como simple abate la espalda del asiento trasero mediante una manija ubicada justo en la pared lateral interior del vehículo, inmediata al borde de la apertura de la puerta trasera. En otros SUV, la espalda de la segunda fila de asientos hay que manipularla incómodamente a través de la segunda puerta lateral.

El RAV4 de 4 cilindros puede tirar de 1500 libras, mientras que el V-6, de 3500. Aunque en realidad he probado ambas motorizaciones, si usted no necesita de mucha más fuerza y va a usar el RAV como un vehículo para ir al empleo y volver a casa pasando antes por la lavandería y el supermercado, quizás no deba pagar la diferencia de dinero que el 6 cilindros significa y quedarse pues con el 4. Sin embargo, en lo que a millaje representa, sorprendentemente la diferencia entre uno y otro es poca. Y le aseguro que el V-6 es muy, muy eficiente, como la mayoría de los motores de Toyota. Mi unidad de pruebas ofrecía un rendimiento de 19mpg en la ciudad y 27 en la autopista, ya bajo el nuevo sistema de medición de la EPA, ahora más realista. Según el monroone que acompañaba a mi RAV4, éste estimaba un gasto anual de $2,798 dólares con un  galón de gasolina a $4.10 que, afortunadamente en el momento de redactar este review estaba muy, muy por debajo de eso, así que haga usted  su propia deducción. El RAV4 viene en versión Base, Sport y Limited. Mas hay que aplaudir a Toyota que ofrece el RAV4 más simple aún con motor V-6.

Y ahora, a ver si acabamos de llegar...

17 horas de manejo
Nuestro propósito de llegar a Baltimore, Maryland, comienza a enturbiarse. Sigue lloviendo y el tráfico es heavy para esta autopista a pesar de ser ya tarde en la noche. Es incómoda y peligrosa la corriente de agua nebulizada que arroja sobre nuestro parabrisas cualquier auto que va delante de nosotros (mi acostumbrada aplicación de una capa de Rain-X antes de atacar la carretera fue como siempre muy recompensadora). El cansancio aumenta, las ganas de llegar producen ansiedad. Después de 17 horas de conducción hasta el asiento más cómodo comienza a convertirse en cama de Fakir. Sin embargo, la butaca del conductor del RAV4 todavía no ha revelado sus probables perversidades. ¿Cómo se siente el vehículo ahora?

Más del RAV4
Una prueba de carretera con largas horas de conducción puede ser más reveladora que una semana de análisis en la ciudad. Cuando se está por mucho tiempo seguido al volante de un vehículo empiezan a aparecer los defectos y las virtudes. Esta ruta de Miami-Baltimore, certificó que el RAV es un vehículo con el que se puede convivir en largas distancias a pesar de que nuestra unidad era la básica. Y ahora, paremos de una vez...

Las largas horas al volante del Toyota RAV4 de Miami a Washington fueron toleradas gracias a su cómoda posición de manejo.

El Capitolio en lontananza... y un poco de sueño
Al filo de la medianoche comenzamos a circunvalar Washington DC. Enseguida se perfilan iluminados en la distancia y bajo la lluvia que no cesa, el Capitolio, el Obelisco...  El sueño, el peor enemigo de un conductor —como lo es la niebla para un marino—, comienza a amenazar con ponerle plomo a los párpados, y yo tengo por norma no manejar con sueño así me prometan los números del Megamoney. ¿Llegaremos Batimore? Mejor no, paremos en Green Belt, al Noroeste de DC, ya en Maryland. La lluvia ha cesado... pero hay 33ºF, temperatura de congelación. Es la 1:30 de la mañana del domingo 30 de noviembre del 2008, y casi hay que volver a poner gasolina.

A la mañana siguiente, la primera de mis gestiones fue, a las 11:00 am, hacer un a intervención telefónica a SOBRE RUEDAS RADIO por ESPN DEPORTES, programa del que este servidor junto con Jaime Flórez, Sergio Tacchella y Nikki Pauli es co-anfitrión, para expresar por 15 minutos en la sección "A PRUEBA EN CARRETERA" mis impresiones de manejo sobre el RAV4. Y esto fue más o menos lo que dije:

Impresión general de manejo
La aceleración y el manejo general del vehículo obtienen varias estrellas, sin olvidar su categoría, claro está. Es bastante insonorizado dentro. Respondió muy bien a apretones repentinos e inaplazables del acelerador y sus frenos son firmes. No tuve necesidad de aplicar el eficaz sistema de ascenso/descenso en colina al que se accede con sólo presionar un botón en la consola a la izquierda del volante. Y a pesar de que el viaje ocurrió en invierno y las temperaturas en el Norte fueron bajas, no eché de menos la segura transmisión AWD disponible opcionalmente en otros RAV4, pero de la que carecía mi unidad, pues no vi nieve ni el temido hielo.

Los relojes son de fácil lectura.

Los múltiples portavasos, incluidos los convenientemente ubicados en las puertas, llenaron todas nuestras necesidades de bebestibles durante la jornada, e igualmente serviciales resultaron los diverso compatimientos para guardar cosas. El viaje se hizo muy placentero porque además el RAV4 cuenta con un plug auxiliar en el que pude enchufar mi i-Pod.

La flecha roja señala la conveniente conexión auxiliar a través de un plug para un tocador de MP3, que se puede amplificar a través del estéreo del vehículo.

Mejor visitamos DC
Tras la intervención radial, como el día estaba pésimo —lluvia incesante y frío— cancelamos la ruta a Baltimore que ya no tenía sentido, para almorzar en el cercano Palm Spring, lo que hicimos en el distinguido Redrock Canyon Grill, en el que "tropezamos" con un meatloaf que ya nos estaba predestinado desde las estrellas. Luego abordamos el Metro de Washington para visitar el nuevo museo Smithsonian dedicado al espionaje —interactivo, por cierto—, y al final de la tarde, la Galería de Retratos de la capital, donde fue muy grato un encuentro con una muestra del fotógrafo norteamericano Ansel Adams, y con un par de óleos de Edward Hopper, ambos artistas mis ídolos y a los que por años he considerado mis maestros.

Abordamos el Metro de Washington para visitar la Galería de Retratos de la capital, donde tuvimos un encuentro emocional con los óleos del maestro Edward Hopper (sobre el pie a la derecha) y apreciamos la presencia del automóvil en una pieza de arte.

El RAV4 en The Great Falls.
El lunes 1 de diciembre comenzamos nuestra bajada de vuelta a Miami. Salimos de Green Belt —donde pernoctamos por segunda vez— a poco después de las 11 de la mañana. El RAV4 contabiliza ya 1199 millas desgranadas. Decidimos probar una necesaria sopa en un restaurante vietnamita en el área y, antes de comenzar a bajar, como están en el camino, hacer una parada en las cascadas más famosas de la zona, The Great Falls, en la frontera entre Virginia y Maryland, que carecen de la inigualable majestuosidad del Niágara a pesar de su nombre ostentoso pero que, sin duda, llevan mérito propio.

Una deliciosa sopa caliente en un restaurant vietnamita local fue combustible ideal para ponerse en camino a las cataratas y enfrentar el frío que aún al meridiano hacía ese día, cual preludio de lo que será allí el invierno 2008-09.
Las cataratas fronterizas entre Virginia y Maryland nos ofrecieron una magnífica oportunidad fotográfica.

 

Museo Aeroespacial de Virginia: Un encuentro con tres generaciones aladas, el Enola Gay, el Concorde y el Enterprise.

Luego de abandonar el contacto con la naturaleza en The Great Falls, reanudamos la bajada, sólo que haciendo un nuevo desvío para una segunda visita en los últimos 5 años al Air & Space Museum, ya en Virginia. Son las 2:45 pm cuando abandonamos las cataratas y hay 51ºF/10ºC.

Para llegar al museo cruzamos a la I-66. para abandonarla en la bajada 9A que entronca con la autopista 50 hacia el Dulles Airport. El cielo estaba plomizo y preconizaba lluvia, como se observa en la foto encima y debajo, ambas tomadas a través del parabrisas del RAV4.

Muy pronto divisamos la forma de hangar escoltado por una falsa torre de control que hace fácilmente identificable a esta instalación (composición fotográfica inmediata debajo).

El Air & Space Museum es un recinto fascinante, un hangar enorme bajo cuyo techo se exhiben aviones tan importantes como el Concorde, el bombardero B-29 de la Segunda Guerra Mundial "Enola Gay" (que lanzara las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki en Japón y por eso está protegido por un cristal para ponerlo a buen recaudo de algún probable ataque de un pacifista), un SR-71 Blackbird y, en el salón espacial, el transbordador Enterprise. Partimos del museo a las 5:30, totalmente oscuro. Pusimos $23.52 de gasolina a $1.71, con 47ºF y... ¡camino abajo!

A las 9:30 de la noche la deliciosa sopa vietnamita era apenas un recuerdo, así que nos detuvimos en Emporia —que pasamos sin parar camino arriba un par de días antes—. ¿Por qué no otra cena estilo country en el Cracker Barrel al borde de la carretera? Hay 44ºF y hemos corrido 1391. Por hoy, no más. Pasemos la noche en Emporia.

En Emporia volvimos a tener otra cena estilo country, basada en huevos fritos (usted está vistando i-Friedegg.com, no lo olvide...)

El despertador del cell nos importunó a las 6 de mañana. Hace frío y muchas ganas de quedarse en cama. Pero no. Comienza la mudanza del equipo fotográfico al Toyota, así como el poco equipaje que bajamos al motel la víspera.

 

No nos sorprende hallar escarchado el parabrisas del RAV4 (fotos encima), e igualmente el techo y la parte superior de la cubierta de la rueda de repuesto montada sobre la puerta trasera. Es martes 2 de diciembre. Todavía no ha amanecido. Son las 6 y 30 de la mañana con 33ºF, lo que no fue óbice para que el motor de RAV4 arrancara con la disposición de un chico de 18 años al que despiertan para ir a una fiesta, y otra vez pateamos la Interestatal 95, destino Sur, un poco nostálgicos ya de las palmas de la Capital del Sol (ya he comenzado a estornudar).
A las 6:51 am, con 37ºF y con millaje de 1401, cruzamos la frontera con North Carolina, y aquí decidimos incursionar un poco por las carreteritas de segundo orden, que siempre me ofrecen muchas oportunidades fotográficas. Entonces recibimos la llamada de Angelo Serrato, de Prestige Auto Specialists, que regula la entrega para pruebas a los periodistas de automovilismo del Sur de la Florida de los modelos de Toyota: entregaríamos de vuelta a la rotación el RAV4 mañana temprano en el área de Daytona, ya en Florida. No podríamos regresar a Miami a bordo del SUV piccolino de Toyota sino en otro auto. It's O.K. anyways... ya el RAV4 hizo su statement... Pero, ¿y dónde desayunamos? Pues en Wilmington, a las 10 y 45 de la mañana —tomamos sólo un jugo de naranja al abandonar Emporia—. Un Dunkin' Donuts es ideal para repetir una dosis del clásico brebaje cítrico, acompañado de un par de rosquillas. Javier Storace, de Prestige, llama para certificar el cambio en Daytona mañana. Ya hay 43ºF. No queda pues otra cosa que avanzar hacia el Sur lo más que se pueda. La agenda aprieta. Y comentemos más del RAV4.

Una mirada final al RAV4
Este modelo básico carecía de todos los mimos de los modelos superiores, como vestidura de piel, sunroof, la cámara de video para asistencia en retroceso, GPS, radio satelital, cruise control, y otras malcriadeces más. Pero interiormente incluye lo que sí está en los demás: una consola agradable visualmente y bien pensada, que separa muy lógicamente el sistema de audio del de climatización, y además conquista el diseño triangular de asidera-manija que preside el panel interior de las cuatro puertas.  

A bordo halle sólo un par de disparates de diseño que para ser Toyota me sorprenden y que el lector verá en detalle en las fotos acompañantes más adelante. Mas en lo que es la función básica del vehículo, llevar en ruta de miles de millas a dos ocupantes del punto A al punto B con seguridad y comodidad en el clima no muy amistoso que ya hemos visto, ésta la cumplió a carta cabal.

La última cena
Para la cena paramos en la bella Savannah, Georgia, donde a misteriosos pedidos del metabolismo cenamos pastas en un Olive Garden local. Abandonamos esta joya del Sur de Estados Unidos en la que precisamente en febrero del 2002 Toyota hizo el lanzamiento del primer Matrix —allí estuvimos.

A las 7:05 de la noche, con 48ºF,  pusimos gasolina a $1.78 el galón por valor de $22.00. 1872 millas en la bitácora. Sólo restaba cruzar la frontera con Florida y llegar a Daytona, a donde finalmente arribamos a las 10 y 30 de la noche, con 44ºF y el cansancio nuevamente haciendo ojeras. En la primera "bajada", la del famoso concesionario de Harley Davidson, casi a cuya sombra hallamos un motel, decidimos hacer luna. 2073 millas recorridas al punto. Una segunda ducha y aún un rato despiertos para ver en el Discovery Channel desde la cama un documental sobre el hallazgo de los restos del piloto aventurero Steve Fossett.

En Daytona no sólo volvimos a reencontrarnos con el sol y los cielos azules, sino con las adoradas Harley-Davidson en el mundialmente famoso concesionario de esas motos en una ciudad que les sirve de marco ideal.

El final de la prueba
Al día siguiente, a las 6:30 de la mañana, en pie. Hay 42 grados afuera. A las 7 y 10 llama el afable Javier Storace: el cambio de auto lo haremos en un punto aún sin determinar, aquél en que nos cruzaremos con el compatriota Juan Hernández, de Prestige, que comenzará a "subir" el Florida Turnpike con un fabuloso Jaguar XF Supercharged. Nos ponemos en camino a Vero Beach. Poco después comienza la comunicación telefónica con Juan. "¿Dónde estás?", es la pregunta mutua obligada como cada 30 minutos. Finalmente el encuentro se produce en la bajada 180 del Turnpike, en el área de Melbourne, Fl, en una gasolinera Sunoco en un aparte de la autopista. El saludo cordial, el intercambio de carros. Y, de allá para acá, la pregunta de siempre: "¿Qué te pareció el carro?". "Léete el review en mi website dentro de unos días" le replico a modo de broma a Juan.

Este es el momento de la mudanza del Toyota RAV4 al Jaguar XF, en el área de Melbourne, en la Florida. Volveremos a Miami en el Jag. Hemos recorrido 2165 millas.

El cambio es grande, casi dramático, aunque el color de ambos vehículos es el mismo: rojo. El XF de Jaguar es un flamante coche que despierta bajas pasiones en quien lo ve y no lo posee o no lo maneja. A pesar de ello... oh, man!, nos sentimos tristes de abandonar al atrevido RAV4 que llenó la incalmable sed de aventura de este servidor. Son las 9:38 de la mañana del miércoles 3 de diciembre del 2008. Hay 54 grados y la bitácora —revelemos que una minigrabadora digital Sony— resume 2165 millas. Aún nos queda la jornada final hacia Miami a bordo del Jag, costeando el Estado de la Florida al Este por la bella US-1... pero, esa es otra historia. Te vamos a extrañar, Toyota RAV4 del 2009...

Y hasta aquí llegamos. Nos vemos en las intimidades de la próxima bitácora. Gracias por viajar con nosotros...

(Por favor, consulte las incidencias de bitácora resumidas al final)

 

Los dos únicos disparates de diseño que hallé en el RAV4. Uno, que la extensión de la vicera no puede ser usada porque obstruye el retrovisor, y por detrás de éste carece de espacio para ser desplegada. Dos, que el cinturón de seguridad una vez abrochado cruza por encima de la manija de ajuste de la espalda de los asientos delanteros, haciendo incómoda su manipulación.

BITÁCORA:
Millas recorridas: 2165.
De: Miami, Florida, a Green Belt, Maryland, y de vuelta de Green Belt a Melbourne, FL.
Costo en gasolina: $111.23 (no incluye el primer tanque a la entrega del vehículo, cortesía de Prestige Auto Specialists)
Gasolina más cara pagada: $1.78 galón, regular.
Gasolina más barata pagada: $1.70 galón, regular.
Gasolina más barata vista en el viaje: $1,69 galón, regular, en Virginia.
Clima: Sol, cielos azules en Florida. El resto del viaje, nublado, lluvia y frío.
Temperatura más baja registrada: 33ºF/0.5ºC, Maryland, 1:30 am.
Incidencias mecánicas: Indicador de bajo nivel de presión de aire en neumáticos en la mañana del domingo 30 noviembre. La presión recomendada de los neumáticos del RAV4 es de 40psi. La medición tras la señal  arrojó que todos estaban por debajo de 35. Al reponer la presión recomendada, la alarma desapareció por el resto del viaje.