El 2 de enero de 1971 el álbum All Things Must Pass de George Harrison alcanzó el número 1 como el más vendido en el Top 100 de Billboard en los Estados Unidos, y permaneció como best seller por 7 semanas consecutivas. Por eso fue certificado como Platino 6 veces por la RIAA. Años más tarde la revista ROLLING STONE lo ubicó en la posición 437 en su lista de Los 500 Más Grandes Álbums de Todos los Tiempos.
Pero más allá de su posición en los charts en los instantes de su debut, All Things Must Pass merece una mirada más a fondo.
A nivel de hito, lo primero que hay que decir de ATMP es que fue el primer álbum exitoso de un ex-Beatle, y que las canciones My Sweet Lord y What is Life del compendio, junto con It Don’t Come Easy, de Ringo Starr, fueron de los primeros hits en la radio de dos ex-integrantes de los Fab Four una vez desecha la agrupación.
All Things Must Pass es un álbum prolijo, tan conciso como la profusa eyaculación de un varón sometido al celibato por mucho tiempo: tiene 3 LP’s.
Los fans de Harrison, especialmente los conocedores de su vida y de su obra, siempre han aplaudido este disco por su talla, por su calidad, y por la cantidad de hits que generó. Pero a la vez deploran el hecho de que es el resultado de una injusticia —acaso inconsciente—, porque muchas de esas canciones pudieron haber enriquecido discos de los Beatles, de los que éstas se quedaron fuera.
Varias de las tonadas del All Things… Harrison las fue acumulando sin salida tan atrás como 1966. Precisamente Art of Dying y Isn’t a Pity son justo de ese año. Isn't a Pity debió integrar The Beatles (es decir, The White Album), y sin embargo la dejaron fuera, a pesar de que se trataba de un disco doble al que le sobra material...
Desde el principio de Los Beatles y, acentuándose más el fenómeno según fueron avanzando los más o menos 8 años de existencia discográfica de la agrupación, tanto George como Ringo fueron “condenados” a tener sólo una única canción en cada disco —o más o menos—, y para colmo, éstas eran relegadas a la cara B de las placas —recordemos que en esa época no existían los CD sino los vinilos negros—. Y ni soñar —salvo raras excepciones—, con ser promovidas como éxitos radiales.
Los dos últimos discos de Los Beatles lanzados al mercado (Abbey Road, 1969, y Let It Be, 1970), son dos en que George logró ubicar dos melodías suyas en cada uno, For You Blue y I Me Mine en Let It Be, y Something y Here Comes the Sun en Abbey Road. Para sorpresa acaso de él mismo, una canción suya, otra vez —Something— fue colocada en la cara A.
Harrison navegó antes con más suerte en Revolver, donde le colocaron tres piezas —¡el disco inicia con Taxman!—, y en el arriba citado White Album (The Beatles), tiene también más de una.
En una entrevista que años después le hicieran a Sir George Martin, el productor honorario de Los Beatles, éste dijo con pesar que sí, que él desatendió los ofrecimientos de Ringo y de George en materia de composición porque le prestaba —lógicamente, acotamos nosotros— más atención a “quienes me traían más hits”… y éstos eran McCartney y Lennon. Por otro lado —¿quién lo niega?— Paul y John eran más prolijos como escritores. Ringo en ese aspecto, es verdad, fue menos fecundo, pero en realidad George produjo buen y bastante material sonoro… que casi siempre ignoraron lo mismo Brian Epstein antes de morir, que George Martin. Así es que All Things Must Pass fue a la larga un álbum continente de tres discos como ya puntualizamos encima. “Yo no tuve muchas canciones en los discos de Los Beatles. Por eso, hacer All Things Must Pass fue como ir al baño y…”, dijo en cierta ocasión Harrison respecto del tamaño de su registro debut como ex-Beatle.
All Things Must Pass incluyó material fresco post-beatle de Harrison, como What is Life, cuyo estilo sonoro evidenciaba contemporaneidad de entonces, pero es probable que las mejores piezas sean aquellas barridas bajo la alfombra en la época de Los Beatles y que vieron luego la luz en 1970 en el disco que nos ocupa. My Sweet Lord fue una que pudimos haber disfrutado como de Los Beatles y acaso hasta Wah-Wah. Wah-Wah —que fue la primera que se grabó para ATMP— es la canción que Harrison escribió para exorcizar la rabieta —domada como sólo un inglés sabe hacerlo— que le produjo un regaño de Paul a él de cómo debía tocar la guitarra durante las sesiones de grabación en enero de 1969 de Let It Be cuando el disco todavía se pensaba que se llamaría Get Back. Esto no es chisme, sino que quedó documentado en la propia película de Let It Be: "Tocaré como me dices, y si quieres, ni la toco", se ve a George diciéndole tal al reclamo de Paul. Minutos después, ofendido, Harrison abandonó el studio, se fue a casa y —¡grrrrr!— escribió la canción...
El disco se grabó en los Abbey Road Studios a partir del 26 mayo de 1970, y mezclado en los Trident Studios entre agosto y septiembre del mismo año. Estuvo listo finalmente en octubre y fue lanzado al mercado norteamericano el 27 de diciembre, y tres días más tarde en del Reino Unido. Al comienzo de la grabación, George expresó en entrevista a una emisora radial de New York que el disco tomaría cuando máximo unas 8 semanas para su factura, pero en realidad consumió cinco meses.
Harrison trajo a bordo a Phil Spector —que produjo Let It Be— para que pusiese su mano en algunas de la canciones. Años más tarde el ex-Beatle se quejaría de esa decisión. “Demasiado eco”, citó. (Spector era célebre por su llamado Wall of Sound, una tendencia vieja en él a saturar con arreglos densos las canciones, cosa que hizo con cuerdas a The Long and Winding Road en Let It Be, pieza que originalmente iba a ser más seca, casi a piano solo, más acústica, como lo fue la propia Let It Be). Y analistas atribuyen la demora del disco precisamente a comportamiento errático de Spector. Pero hubo más factores para la tardanza: Harrison tuvo que viajar varias veces a Liverpool a ver a su madre que se estaba muriendo de cáncer. Por otra parte, su amigo Eric Clapton, para entonces perdidamente enamorado de la mujer de George, Patty Boyd, cayó en brazos de la heroína para apagar su desconsuelo y sentimientos de culpabilidad.
Mas no sólo Clapton estuvo a bordo de la grabación de ATMP: La nómina contó con Ringo Starr, la banda Badfinger en pleno, Billy Preston Gary Wright (más tarde el intérprete del hit Dream Weaver, de 1976), y un desconocido entonces Peter Frampton. Y aunque no recibieron crédito en la placa, contribuyeron a él Rick Wright (el tecladista de Pink Floyd), Maurice Gibb de los Bee Gees, y hasta un joven Phil Collins pre-Genesis tocó las congas en Art of Dying. Y se ha quedado en las brumas del pasado, pero Alan White, quien luego fuera el baterista de Yes y que también aportó a All Things…, dijo años después que creía que John Lennon tocó en la canción If Not for You, a propósito, la composición ajena de Harrison, porque la escribió Bob Dylan.
All Things Must Pass también es interesante como diseño gráfico. Sin ser un álbum seminal ni nada en este aspecto, hay que recordar que aunque en la versión de CD la foto de la portada aparece en colores...